viernes, 22 de julio de 2022

MEMORIA

Dir.: Apichatpong Weerasethakul
2021
136 min.

Ante todo es fascinante. Es obsesiva, estática, paciente, contemplativa, atrevida. Contiene escenas de un poder abrumador. Por supuesto la propuesta inicial con ese ruido tan estruendoso en la sala de cine ya es descarada. Pero cuando por primera vez la película nos da una escena en la que se enseñe es cuando están en el estudio de sonido.

Esa escena es fascinante. Es obsesiva como “La conversación”, es paciente como “A ghost story”. La escena nos va a poner a prueba. Pero antes de que oigamos una y otra vez el estruendo buscado, tenemos ya un ritmo muy pausado. Vemos al técnico de sonido trabajando. Llega la protagonista y él le dice que espere. Ella debe sentarse mientras él termina de hacer una serie de anotaciones. Esto no dura mucho. Pero el hecho es que la película se detiene varios minutos. Totalmente. Ya no es la introducción de la escena. Ya ha llegado la protagonista, narrativamente la escena ha arrancado. Él le pide que espere y nosotros esperamos. Es una maravilla porque la película tampoco busca desesperarnos. No se regodea. Tarda lo que debería tardar. El plano no pretende dar ningún tipo de sensación parsimoniosa. Es un plano estático, que hace justo lo que la protagonista: esperar.

No tardamos mucho en sospechar que la película tiene un aire a lo “Under the skin”. Ahí está pasando que apela a la ciencia ficción pero se nos presentará como una película intimista. Al ver esta relación creo que el misterio pierde algo de interés. Porque nos esperamos que vamos a recibir una explicación decepcionante como ya lo fue en aquella película. Donde creo que gana esta película es al ubicarse en un punto bastante social. La película tiene unos escenarios bastante normales. De hecho cuando el texto de la película trata de volar demasiado alto, ella apedrea los recitativos haciendo ver que eso no va a ningún lado.

El otro gran momento tremendamente fascinante es cuando se encuentra al alienígena. Este relato es interesante pero no es muy original ya que remite demasiado a “Funes el memorioso”. La idea de que un ser que pueda recordar todo vive cualquier experiencia como una tortura. Aquí ya vamos vislumbrando que va a haber seres no humanos. El caso es que vemos a este ser con la misma curiosidad que nuestra protagonista. Ella quiere verle dormir: y le vemos dormir. La película nos está llevando por una senda en la que comprendemos que verle realizar esta actividad va a ser interesante. Y cuando le vemos dormir le vemos muerto. Es decir: tiene algo que proponer la película. Al ver a alguien que ha muerto de esa manera genuinamente nos intriga qué le ocurrirá por eso se puede permitir mantener el plano.

Todo lo que tiene que ver con las desapariciones bolivianas me resultan un poco ajenas. Me refiero a que es una reflexión que la tienen que explicar. Desde mi punto de vista no está plasmada en la película. Se entienden algunas cosas que si no se supiera su significado generarían cierta apatía. Me refiero por ejemplo cuando ella habla de alguien que ha muerto y todo el mundo que lo conoce asegura que no ha muerto. Antes de ver que el sonido tiene una explicación resulta estimulante. Porque hasta ese momento lo único que sabemos es que ocurren cosas. Pero cuando recibimos explicación para el ruido, pero no para los otros hechos inexplicables, me pongo nervioso.

Como digo, todo queda explicado por una crítica política. Pero sin saberlo queda como un simple movimiento esnob.


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