viernes, 31 de mayo de 2024

SANGRE EN LOS LABIOS

Dir.: Rose Glass
2024
104 min.

Urge ilegalizar A24. Repite fórmula de violencia, humor negro y referencias. Todo bien mezclado, sin construir nunca nada. La sensación que me provoca es de gran distanciamiento. No sólo es que la película no se tome en serio a sí misma, lo cual es legítimo, es que todo parece un cúmulo de decisiones arbitrarias. La escena en la que la culturista termina convirtiéndose en un gigante a modo de deus ex machina choca con la idea que se había explotado en la que la ira era el desencadenante de sus problemas.

Por lo tanto la venganza contra los hombres nos remite a “Una joven prometedora (2020)”. La escena en la que regurgita a su interés romántico nos hace pensar en “Men (2022)”. Esa complicada relación padre hija y el tono en el que se trata la violencia se emparenta con “Beau tiene miedo (2023)”. Incluso las escenas hiperestetizadas que dejan de lado la gravísima trama principal nos hacen pensar a ratos en “Spring Breakers (2012)”. La desvergüenza con la que nos muestran las deformidades del cuerpo maltratado es algo que estamos hartos de ver en los últimos años. Por poner un ejemplo reciente: “Cuando acecha la maldad (2023)”. Los planos rojísimos en los que Kristen Stewart rememora los crímenes de su padre me han hecho pensar en “Mandy (2018)”.

Cuando abraza todos los clichés del cine escandalizador contemporáneo por lo menos nos libramos de los diálogos poco ocurrentes y las escenas torpes. Que las dos protagonistas resultan atractivas es innegable. La película se ha montado un escenario de maravilla poniendo a todos los demás personajes como seres despreciables. Bien porque se quedan inexplicablemente en una relación de maltrato, bien porque son maltratadores, por su mismo aspecto físico o por el desagradable aspecto de drogadicta que presenta la casi acosadora de Kristen Stewart.

Ambas actrices protagonistas deben celebrar su carisma, porque ninguna tiene una actuación estelar. La imperturbabilidad de Stewart no ha resultado sorpresiva. Más luce la interpretación de Ed Harris. Me gusta mucho cuando está toda la familia en el hospital y él descubre la relación entre su hija y su empleada.

La obsesión de la culturista debería resultarme estimulante. Sin embargo todo el asunto de la violencia era tan grave que creo que impedía prestarle atención a este otro aspecto. En vez de tratar con cuidado ese tema parece una excusa para justificar una dependencia de las sustancias que darán lugar al desquiciado final.

En varios momentos he visto elementos del cine de Lynch. Ocurre que ninguno de ellos era lo suficientemente explícito para convencerme de que la referencia fuera buscada. Pero haber visto varios de ellos me ha llevado al punto de irlos buscando. Hay una escena en la que las dos enamoradas hablan susurrando en la cama con luz azul. Cuando en “Mulholland Drive” se decía I’m in love with you aquí se dice I love you. La pistola se guarda en una caja azul que puede recordar a esta misma película. El concurso de culturismo tiene como telón de fondo una tela que me recuerda a “Terciopelo azul”. También me recuerda a esta película el momento voyeur en el que Kristen Stewart observa a su padre metida en un armario.


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