viernes, 3 de mayo de 2024

BEGOTTEN

Dir.: E. Elias Merhige
1991
72 min.

Realmente tiene pocos elementos. La película va justa de imágenes. Dilata las que tiene haciéndose bastante lenta. No es sólo que dure mucho cada cosa que se muestra, es que la película muestra un gusto por la cámara lenta. Una cámara lenta que es incómoda de ver porque no es fluida. Entre la fotografía de gran contraste, la baja calidad y los saltos de fotograma hay muchísimas secuencias que pierden mi concentración por completo.

La imagen más famosa es la del dios suicida. Ese ser que parece sacado de un vídeo creepy de YouTube. Me resulta muy difícil sentirme asqueado por este momento. Digamos que por el contenido está en su derecho de ser considerado gore pero entre el blanco y negro que convierte la sangre en negra, lo excesivo de la sangre… las entrañas que más que carne parecen telas empapadas… Todo ello en conjunto no me provoca el rechazo de quien está viendo una imagen violenta. Como digo toda la casquería parece sacada de un cuadro abstracto de típica composición de diversos materiales.

Cuando aparecen los seres que quieren matar al hombre que se arrastra por el suelo la película se vuelve cansina casi hasta la provocación. Con tonos muy distintos, pero me llegaba a recordar a los planos de Albert Serra de personajes que no saben qué hacen ahí. Me da la sensación de que a este pobre paralítico lo matan hasta tres veces. Les veo manipular cosas traer objetos de un lado a otro, pero la poca calidad de la imagen me impide ver con claridad qué hacen y yo ni intento buscarle significado a lo que veo. En Albert Serra también he pensado por su uso del zoom y por la aparición de ruido digital en el cuadro.

La violación nunca parece algo explícito. A pesar de que la cámara insista en acercarse más y más a la penetración, todo es tan sucio que veo mucho la representación de una violación y nunca puedo creerme estar ante una violación. Lo que sí es sorprendentemente explícito es la fecundación de Madre Tierra. Un líquido blanco y viscoso le corre por el vientre. No recuerdo de dónde ha salido. Ella con las manos lo introduce en su vagina. Curiosamente aquí el cuadro adquiere gran definición y podemos percibir con claridad el vello en el que se introducen los dedos pringados.

Hay pocos planos así, pero me han llamado la atención los que son una composición de varias imágenes. Algo similar al recurso de “It’s such a beutiful day”. Así veremos al hijo morir al fondo mientras la esquina del cuadro está reservada al rostro de la madre tendida en el suelo.

En cuanto al sonido es curioso sí. Todo el rato ruido ambiental. Por eso me llama la atención cuando se adhiere a ciertas convenciones poco rompedoras. Me refiero en particular a los acordes sostenidos cuando se muestran planos del Sol. Una evocación a lo místico bastante manida. Uno esperaría que se atuvieran a los ruidos maquinales que tanto gustan a Lynch y, en particular, tan presentes en la película que de vez en cuando acudía a mi cabeza durante el visionado: “Cabeza borradora (1977)”.


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