viernes, 17 de junio de 2022

BIENVENIDOS A BELLEVILLE

Dir.: Sylvain Chomet
2003
78 min.

Estoy un poco decepcionado porque no aparece la bicicleta del cartel. Pero tiene suficiente propuesta estética para aguantar toda la duración de la película, que tampoco es mucha.

Todos los diseños son llamativos. Es espectacular cómo se capta la esencia de los ciclistas del Tour de Francia Ese cuerpo agónico, cuellos destrozados y piernas hipertrofiadas. En las escenas más desquiciantes, en el edificio de la mafia francesa, vemos su enorme nariz tan de cerca que genera una sensación incómoda. Les están chupando la sangre de una manera algo parecida a “Matrix”.

Es innovador que se nos presente una relación entre el un niño y su abuela para que nos encariñemos con los personajes para inmediatamente después convertir al niño en un simple elemento que hace avanzar la trama.

Todo el peso de la historia lo lleva la abuela. El niño sólo sabe pedalear. Las mismas heroicidades que llega a hacer el chico también las hace la abuela ya que en sus entrenamientos le acompaña a escasos metros por detrás marcando el ritmo con un silbato. Ya en Belleville le acompañarán a la abuela tres hermanas mayores, esqueléticas. En el pasado fueron importantes cantantes. Hoy viven en un edificio de mala muerte de un trasunto de Nueva York. En una de sus paredes está colgado el póster de la película de “Las vacaciones de M. Hulot”.

Me ha gustado mucho la absoluta agresividad al retratar a los estadounidenses. Hombres y mujeres gordísimos. En particular hay un niño scout deseoso por hacer cruzar la calle a nuestra protagonista que tiene una estética demasiado parecida al niño de “Up”. Cabe señalar que la película de Pixar es posterior a esta, por lo tanto usaron una imagen que ya había ridiculizada. En general toda la ciudad es de gran decadencia. Sucia. Edificios altísimos y sin que haya un hueco. Aunque la película tenga un claro enfoque infantil no se acobarda a la hora de mostrar prostitutas. No sólo eso: toda la trama es realmente oscura.

Toda la animación es enormemente fluida. Muchas veces por ordenador, pero sin que esto llegue a molestarnos. En la persecución final es donde más podemos ver que todos los accidentes de coche están hechos por ordenador. Aprovecho que menciono a los antagonistas para alabar el diseño de los guardaespaldas, cuyas espaldas, literalmente, son rectangulares para asegurar que llenan todo el cuadro.

Hay varios trucos muy buenos. Por ejemplo cuando nos presentan la rutina diaria de nuestra protagonista vemos cómo el perro les espera en casa. A la película no le tiembla el pulso a la hora de mostrarnos una y otra vez los vaivenes del perro en las escaleras de la casa. Aquí el dibujo adquiere deformaciones de ojo de pez.


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