- Dir.: Simon Wells
- 1998
- 99 min.
Salvo la canción de los brujos “Con los grandes juegas ya”, no había visto nada de esta peli desde que la veía de niño en VHS. La decepción está presente. Lo que más te saca de la peli es la animación. En concreto la animación que se completa con ordenador. Resulta muy poco verosímil logrando unos movimientos muy artificiales.
Mis elogios a las narices de los judíos. Con un rasgo bastante discreto logra identificar a toda una raza que en sí misma es un personaje.
En general, no se puede decir que la peli tenga nada malo. Y hay cosas que son divertidas pero hay muy pocas cosas que llamen la atención. Señalar el momento de la animación de los jeroglíficos que representan una analepsis. Eso es interesante, salvo cuando le aplican la animación tridimensional.
Pero la trama se desarrolla con un guion, no solo predecible, sino muy metódico. Por ejemplo cuando Moisés vuelve a ver a su pueblo. Empieza con un simpático episodio de él cayendo a un pozo y unos niños rescatándole y cosas que no tienen ninguna emoción.
Tampoco es fácil simpatizar con los esclavos ya que la animación los convierte en casi zombis más que en gente sufriendo.
Por decir algo positivo que de niño me gustaba mucho y ahora al recordarlo también: el momento en el que cruzan el Mar Rojo se levantan dos paredes inmensas de agua y hay un rayo en el cielo lo que desvela la silueta de una ballena gigante. Gran momento.
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