viernes, 14 de abril de 2023

FELLINI, OCHO Y MEDIO

Dir.: Federico Fellini
1963
140 min.

Todo el mundo de la cultura no tiene sino buenas palabras para esta película. La verdad es que tiene sentido que cualquier creador se sienta reflejado en ella y más aún cualquier director de cine. Pero he de decir que sus temas principales me resultan bastante lejanos.

Como premisa hay un Marcelo Mastroianni haciendo las veces de un Fellini con un grave bloqueo creativo. Se considera “Dolor y gloria” la versión española de esta película y con bastante razón. Sus fantasmas vitales se ven mezclados con su trabajo de director. Obtenemos por tanto un collage de realidad y ficción. Sus problemas como creador se exponen en paralelo a sus problemas como marido. Algunos de ellos nos interesan más que otros.

Su mujer se muere de celos a su lado. Cuando ve en pantalla que pide a sus actrices ser un trasunto de su mujer para remedar sus problemas matrimoniales hierve de rabia. En general él actúa de forma muy patosa. Pero conocemos realmente poco de su historia. Nos cuesta mucho decantarnos por alguno de los dos miembros de la pareja. Hay un muy buen momento en una habitación de hotel. Ambos se van a la cama y discuten. La escena termina abriendo el plano y vemos que están durmiendo en camas separadas: están mucho más separado de lo que podríamos esperar.

Los fantasmas que le rodean mientras él plantea su película son varios. Se oyen voces acerca de las ideologías políticas. Palabras muy propias de los años 60. Esta clase de temas se habían tratado en “La dolce vita”. De igual forma ocurre con la religión. Se pone en constante contacto con clérigos para que le den el visto bueno a sus guiones cuando su intención es criticar a la Iglesia. Es muy onírica esa reunión con un alto cargo en un balneario. Esa pequeña ventana que se abre como una puerta infranqueable y lo único que le dice es que fuera de la Iglesia no hay salvación posible y que no venimos a la tierra a ser felices.

Por otro lado están las mujeres. Un gran punto en toda la obra de Fellini. Se muestran sus primeros amores con una prostituta que admira en una playa junto a sus amigos. Él está vestido con uniforme y capa. Todo el clero responsable de su educación le reprocha enormemente que pierda el tiempo con esto. Pero las mujeres le acompañan toda su vida. Otro de sus amores son las mujeres que le cuidaban de niño mientras se baña en un enorme barril de vino.

Este escenario le servirá para ensoñarse como un director tiránico que debe mantener a raya a todo su equipo y en este caso particular a todo su harem. Hay algo que se muestra con mucho remordimiento y es su forma de relegar a sus amantes cuando llegan a cierta edad. Ocurre que no se necesita que la mujer real llegue a la edad, sino la imagen que tiene de ella.

Hay planos muy muy llamativos como este primero en el que un tipo sale volando de su coche flotando en un atasco. Después cae al agua a plomo. Esta idea es censurada por el crítico por pretenciosa y poco clara. Como director le vemos tomar muy pocas decisiones. Para su película decide conseguir a un marinero que baile claqué al que desprecia enormemente. Manda construir un decorado de varios pisos de altura para un guión que no existe. Contrata a actrices que le seducen sin tener ni una sola línea de su papel. Desea meterse debajo de la mesa cuando los periodistas le acosan a preguntas…

Está muy bien la sensación de ser alguien a quien todo el mundo le exige respuestas. Cómo va de persona en persona en el hall del hotel. Sin embargo nunca le vemos hacer nada competente. Da cierta rabia el victimismo de la película justamente por eso, efectivamente parece que le esté tomando el pelo a sus productores.

La película termina con un maestro de ceremonias muy en la línea circense que le gusta a Fellini, unos payasos tocando una charanga y Marcelo Mastroianni organizando en un corro a todo su entorno incluyendo a su mujer. La película nunca se hace y el crítico sentencia Los productores están para perder dinero.


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