viernes, 19 de junio de 2020

EL VIENTO SE LEVANTA

Dir.: Hayao Miyazaki
2013
125 min.

Con solo ver los primeros planos de la película descubrimos que hay algo distinto. El espíritu de Ghibli no está. Esos colores brillantes y uniformes nos son extraños a pesar de que los personajes que nos presentan intentan tener toda la ilusión y fantasía de los que el estudio nos ha proveído hasta ahora. Miyazaki ha decidido aceptar la animación tridimensional.

Al poco tiempo de empezar hay un maravilloso terremoto que por momentos parece ser la justa recompensa por soportar esos colores impostados. La escena es brutal y supongo que un japonés, que viva con el terremoto como un mal endémico, sentirá una empatía brutal hacia los protagonistas. Esta empatía no me es ajena pero sí lejana y esto hace que el reencuentro que se producirá más adelante en la película no sea tan emotivo como se propone.

El relato es muy bonito. Un niño sueña con ser aviador pero su miopía le hace resignarse a ser ingeniero. Toma a un precioso personaje como ídolo: un ingeniero italiano creador de aviones. Los movimientos de este ser son maravillosos. En momentos recuerda al espantapájaros de “El castillo ambulante”. De nuevo, un punto positivo para la animación por ordenador.

Hay una dicotomía en los diseñadores de aviones que, aunque no sea muy novedosa, funciona bastante bien. Ellos quieren diseñar aviones bellos e ingeniosos pero saben que los hacen como armas de guerra.

Los sueños del protagonista de crear aviones no son muy fantasiosos. Cada vez que habla de sus aviones soñados, en pantalla siempre se nos muestra el mismo avión. No es feo, es un avión muy elegante. Pero no parece que el protagonista sea alguien tan creativo como se nos pretende hacer creer.

Los movimientos de los aparatos voladores son muy llamativos por la poca continuidad de la animación japonesa. Dado que casi todo lo que hay en pantalla se mueve a saltos, ver los elegantes movimientos de las máquinas voladoras es muy efectivo.

Toda la historia más a allá de la carrera de ingeniero del protagonista me genera muy poco interés. Él pocas veces parece realmente enamorado de la chica que siente cercana su sentencia de muerte.


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