viernes, 3 de noviembre de 2023

BANDA APARTE

Dir.: Jean-Luc Godard
1964
95 min.

Es juguetona. Nos da tres personajes sencillos y con los que es fácil encariñarse. Como se hacía en “Al final de la escapada” se juega con el solemne género del cine negro. Igual de quijotesco, los tres personajes están acostumbrados a leer novelas de atracos y juegan a convertirse en delincuentes.

A ese cariño que se tenía a Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg se suma el juego que veíamos en “Pierrot el loco”. Tenemos ese maravilloso momento en el que deciden estar un minuto sin hablar y la película prescinde totalmente del sonido. No llega a estar ni medio minuto así antes de que Sami Frey pierda la paciencia. Toda esta escena merece comentarios. El juego de sitios. Cómo ambos amigos se rifan a la chica. La cámara apenas se mueve en esta secuencia y aún así resulta muy dinámica. Cómo bailan los vasos en la mesa… Es una maravilla.

Este momento concluye con el mítico baile. Dura bastante más de lo que uno esperaría. Es una coreografía relativamente corta. Que los tres disfrutan tremendamente. El camarero no deja de hacer su trabajo y los sortea como puede. El vestuario. La actitud de todos ellos… En esta imagen se graba a fuego un icono de la Nouvelle Vague. Me encanta la manera en la que la palmada satura el sonido. Cómo se miran entre ellos. Al acabar esta escena la voz narradora nos cuenta cómo se termina de desarrollar la velada. Cuando dejamos de ver planos de París y vemos de nuevo a la pareja que tiene el protagonismo en ese momento vemos a Arthur caminando de una forma imposible. A mí me resultó muy gracioso y evitaba que se solidificara el género de la película.

La escena del atraco no es menos divertida. El rostro de ambos atracadores cubiertos por las medias que le acaban de robar a la chica. El sombrero de gánster que completa la figura de Franz. No es particularmente cómico el desmadre en el que desencadena toda la acción. Pero sí es maravillosa la muerte de Arthur. Esos giros bufonescos antes de por fin resignarse a morir después de haber recibido suficientes tiros como para estar agonizando en el suelo. Me gusta el epílogo en el que se nos concita a una segunda entrega de la historia de nuestros protagonistas. Es una maravilla todo este juego.

Me gusta mucho también la clase de inglés. Aunque no es particularmente divertido ver cómo confabulan para escaquearse de las clases, sí me gusta el dictado que hace la maestra. Ella lee “Romeo y Julieta” con la intención de que los alumnos lo traduzcan simultáneamente al inglés. Pero se deja arrebatar por la lectura y pone gran intensidad en los diálogos. Tan solo sale de su embrujo de vez en cuando y repite con más pausa la última frase que haya leído.

Me gusta el momento en el que estando en un bar suena de fondo el tema principal de “Los paraguas de Cherburgo” y me gusta que se muestre el letrero luminoso de una tienda que se llama Nouvelle Vague. Me gusta el juego recurrente de ambos amigos en el que Arthur tiene que correr para subirse en el descapotable conducido por Franz y que nunca le espera.


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