domingo, 5 de noviembre de 2023

ESTA AMBICIÓN DESMEDIDA

Dir.: Santos Bacana
2023
118 min.

Un making of más que un genuino documental. Había poco material que fuera de real interés y más parece un pase VIP para curiosos que quieran enterarse del intríngulis.

Tiene tres partes muy marcadas, con temáticas muy distintas. La única en la que se trata el tema creativo es la primera parte. Ahí vemos a alguien conceptualizando un disco, reuniéndose con artistas cubanos. Esto me interesa porque veo experimentación musical. Es bonito escuchar el estado embrionario y torpe de canciones hoy consagradas. Me gusta mucho escuchar la pobre y dubitativa interpretación de la introducción de “Muriendo de envidia”.

Las otras dos partes apenas tienen nada de artístico. Entiendo que el título de la película hace referencia a una gira demasiado colosal para llevarse a cabo. Un tipo que tiene unas ideas tran grandilocuentes que se arruina él y quien tiene a su alrededor para conseguir el espectáculo que él tiene en la cabeza. Lo cierto es que nunca me llega esta imagen de “Fitzcarraldo”. Constantemente veo a un tipo que, sí, renuncia a sus ganancias, pero tiene un montón de gente a su lado resolviéndole problemas.

Respecto a la tercera parte es el éxito en que por fin se convertiría la gira. Todo el tinglado que se monta para levantar ese espectáculo. Aquí la producción se vuelve muy profesional y se busca magnificar lo que hay en el escenario. Funciona pero creo que es demasiado comedido. Entiendo que pensando en el público de televisión, la película no se permite dejarse llevar por el directo. Como mucho escuchamos una estrofa de las canciones. En una sala de cine la energía que se produce te permitiría tragarte el concierto entero y cuando las canciones se cortan, me resulta bastante frustrante.

En general creo que hay personajes suficientemente carismáticos a su alrededor. Pienso sobre todo en la familia Carmona. Es gente que se come la cámara con cada aparición. Me encanta cuando están de camino a un concierto, todo el mundo con los nervios a flor de piel y se descubre que uno de los que van a actuar esa misma noche va conduciendo y narrando a cámara la vez que estuvo negociando una actuación para Beckam. Me hace mucha risa cuando están escuchando música callejera, fuertemente percusiva y comentan dos flamencos: están tocando por bulerías.

Me divierte mucho más la historia de los chorizos (con ese comentario de C. Tangana: Es bonito Alcorcón) que todas las desgracias técnicas tocando en América. Prefiero las intervenciones de estas personas que tienen un peso narrativo en el documental que no su séquito, de cuyo trabajo no dudo, pero que parece que su única labor es ser una referencia de confianza para él. Hay un tipo que trabaja en su empresa y cuyo único momento relevante en el documental es aquel en el que pide más dinero por una gira que va a salir a pérdidas. Hay otro mazas que es la persona más flipada del mundo describiendo que para saber lo que necesita Pucho, tiene que vivir como pucho. ¿Qué le vemos hacer? Estar.

No soporto en absoluto a su madre. Me parece una especie de nueva rica, con una especie de altivez de quien tiene la suficiente confianza como para desmontar el ídolo que es C. Tangana. No soy capaz de describir cómo me repele la manera en la que se refiere a su propio hijo como Pucho.

En este sentido, también siento un cierto rechazo hacia la escena en la que se abre emocionalmente a sus amigos en el patio de su chalet de Madrid. Por muchas lágrimas genuinas que haya, no dejo de pensar que eso es un documental autorizado, por lo que lo veo como su fuera un reportaje para la prensa rosa.


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