viernes, 14 de marzo de 2025

BLOW-UP (DESEO DE UNA MAÑANA DE VERANO)

Dir.: Michelangelo Antonioni
1966
108 min.

La parte obsesiva me ha gustado mucho. Tampoco es la que consume la mayor parte del metraje. No seré original aquí: recuerda a “La conversación (1974)” y a “Tren de sombras (1997)”. Me gusta mucho cómo descubre cosas de la absoluta nada. La fotografía que él mira obsesivamente está inequívocamente vacía. No es tras muchísimo tiempo que logra adivinar las figuras que él necesita para construir una historia en su cabeza. Se hace explícito el paralelismo con la pintura abstracta. Aunque no tenga ningún referente, tras mucho mirar la cabeza humana completa para darle un sentido.

El momento en el que descubre el cadáver es muy onírico. No sabría especificar en qué sentido, pero me ha recordado a “Terciopelo azul (1986)”. La escena es oscurísima. La noche es cerrada. Pero el césped tiene un verde brillante que llama mucho la atención. En cierta manera me ha recordado al jardín de “Men (2022)”.

La escena extrañísima del concierto de rock me recuerda en cierto sentido a “¡Jo, qué noche!”. Llega a un lugar que resulta muy ajeno. En el escenario la música es salvaje, pero tampoco tienen una actitud destructiva… hasta que uno de los bafles deja de sonar como debe y un guitarrista arremete a golpes. El público hasta entonces estaba impasible. Nadie baila. Miran inmóviles, como esperando algo que les resulte estimulante. Entonces se abalanzan hacia el escenario para conseguir trozos de la guitarra que se acaba de romper. Es como si la acción dentro del concierto siguiera sus propias reglas y el protagonista aparece ahí, como un extraño en ese mundo.

El personaje protagonista en su presentación es insoportable y, además, tampoco ocurre nada que me interese demasiado en estos momentos. Más adelante tendrá otra escena en la que se olvide de su investigación y deje de ser introspectivo y revele de nuevo esa personalidad prepotente, despótica y dominante. Me refiero a la extraña escena con las dos chicas frívolas que quieren que él las fotografíe. En esta escena vemos poco menos una agresión sexual. Las dos chicas retozan sobre el papel que utiliza como fondo de fotografía. Juegan a quitarse la ropa… Antes de esto ya habíamos visto a la mujer protagonista de las fotos en cuestión desnudarse porque asume que es el precio para conseguir algo de un hombre poderoso.

La escena de las dos chicas termina de una forma bastante ridícula y creo que la película busca mostrar esta escena con intensidad. Tras presumiblemente haberse acostado con ellas le llega la claridad tras la eyaculación y su mente se pone a fabular asesinatos donde sólo hay una relación extramatrimonial. Pero esta manera tan masculina de abandonar el lecho para sumirse en sus propios delirios es irrisoria.

Con respecto a la imagen icónica en la primera sesión de fotografía… Personalmente soy incapaz de prestarle atención a la delgadez extrema de la modelo. Por lo tanto, todo ese erotismo que pretende crear, no me apela demasiado. Aquí de nuevo tenemos otra conducta agresiva por parte del fotógrafo que se permite tocarla, besarla… La composición celebérrima de ambas personas en el suelo entiendo que muestra esa dominancia de él hacia su modelo a la vez que él mira a través de la cámara con avidez.

Me gusta también la última propuesta, la última escena en la que un grupo de mimos fingen un partido de tenis y él se queda fascinado. Es un momento muy poderoso precisamente porque a la cámara no le tiembla el pulso. Se mantiene mirando lo que ocurre y ellos no parecen tener mucha prisa. A la vez es una forma bastante pretenciosa de terminar la película.


No hay comentarios:

Publicar un comentario