viernes, 6 de mayo de 2022

EL BUEN PATRÓN

Dir.: Fernando León de Aranoa
2021
120 min.

La actuación de Bardem es espectacular. Convierte un personaje absolutamente reconocible. Simpático y egoísta a partes iguales. Es una gozada verle todo el tiempo. Esa perorata que echa siempre que la conversación se lo permite acerca de lo importante que es el equilibrio para él como fabricante de básculas. Y si no es el equilibrio, será la precisión; o la justicia… lo que le haga falta para completar su discurso.

Es casi el epítome de ‘todo lo que sucede conviene’. Si tiene árabes trabajando en su empresa, es un ejemplo de diversidad. Si hay una mujer, lo será de inclusión. Consigue todo lo que quiere, sin apenas mancharse las manos. Aunque el humor en general de la película es negro, hay un cierto punto en el que se mezcla con la ultraviolencia y con el asesinato sin que nadie se estremezca lo más mínimo. Creo que ahí la película me saca un poco.

Además de eso todos los problemas se le acumulan la misma semana. Cómo de controlada tiene su vida nos lo indica la balanza que preside la entrada a la fábrica. Quien arregla todo es su empleado que también le arregla la depuradora de la piscina. Este hombre interpretado por Celso Bugallo, cargado de dramatismo desde “Los lunes al sol”, es quien sacrificará a su hijo para que Blanco pueda arreglar todos los asuntos que le van surgiendo. Él es también el encargado de arreglar esa báscula.

Aunque sea manida, me gusta que quede explicitada la frase que desmonta el discurso de que a los empresarios nadie les ha regalado nada. Me refiero a cuando sus respectivas mujeres les recuerdan que heredaron la fábrica de su padre.

Creo que hay un desfase entre la película y el actual mercado laboral. Cuando se hizo “Los lunes al sol” estaba reciente el drama social que fue la desindustrialización del norte de España. En esta película se habla de una fábrica pequeña. Este modelo de negocio está reduciéndose cada vez más.

La becaria que se queda embobada con el señor Blanco muchas veces es difícil de creer. Por supuesto es esperpéntico que se tatuara una balanza por él. Pero además este enamoramiento no se debe a nada de nada. El desenlace en el que llega a un puesto de importancia en la empresa sólo por acostarse con el jefe y después chantajearle es un poco turbio… Aparte de un desalineamiento con las dinámicas feministas del presente, no puede ser un final a esa historia. El protagonista resuelve todo. Siempre todo bien atado. En esa historia no queda nada atado. Ella puede seguir chantajeándole hasta el infinito.


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