viernes, 8 de julio de 2022

PERFECT BLUE

Dir.: Satoshi Kon
1997
81 min.

Título bastante misterioso. Lo que arranca la trama es que una estrella del pop de imagen virginal se estrena como actriz en un papel de una violación. Entonces ella se empieza a sentir sucia y sus antiguos fans la odian… El caso es que, aunque en el final adquiere todo algo más de sentido es complicado entrar en la historia. No hay motivo por el que ella debiera enfermar de esa manera después de años dedicándose a la música y estando expuesta a la imagen pública. El caso es que supongo que la cultura japonesa es mucho más intransigente con ese tipo de cuestiones. Si se nos presentara la sociedad como con unas normas especiales, todos entenderíamos la reacción de Mima. Pero claro, Japón no aparece como algo excepcional porque Japón en Japón es muy poco excepcional. La forma de rodar la violación es confusa. Porque el ambiente del plató es bastante tranquilo, dando a entender que quien está sufriendo es el personaje y no la actriz. Pero, por cosas que ocurren más adelante, no podemos estar tan seguros de esto.

Al margen de esto, lo más llamativo de la peli es el juego entre realidad y ficción. Dura bastante. Después de tantos giros argumentales el final prácticamente depende de una ruleta. Es poco relevante qué haya sido realidad y qué ficción. Supongo que se puede elaborar un complicado entramado para determinar qué secuencia es de qué clase, pero parece que ninguna explicación da coherencia a toda la peli. Aunque este juego sea un poco naíf nos transmite la historia de forma muy atractiva. Por ejemplo la construcción del personaje Mimaníaco. Ya podemos intuir que está loco pero cuando por fin le vemos solo en su habitación de perturbado es un gran momento.

La caída al desequilibrio mental de Mima es muy difusa pero divertida. Por ejemplo es muy repentina. Desde que nos enteramos de que hay un juego de realidad y ficción hasta que se le va la cabeza pasa muy poco tiempo. Resulta divertido que utilice a sus peces para asegurarse de que el tiempo pasa.

En cuanto a la animación, en los primeros planos sorprende por primera vez que en cuanto un personaje no está en primer plano es muy probable que su cara desaparezca. En las multitudes la gente solo tiene nariz en la cara. Además sincronizar la boca con la voz es algo que no se estila mucho en la animación japonesa pero en esta película es la sublimación de esta regla. El dibujo es bastante más antropomórfico que en otras películas de animación japonesa, en particular me refiero al estudio Ghibli. Estos personajes son de extremidades mucho más largas. Los rostros en general son feos.


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