viernes, 12 de febrero de 2021

CUANDO PASAN LAS CIGÜEÑAS

Dir.: Mikhail Kalatozov
1957
94 min.

Soberbia película propagandística. Película belicista alejada del heroísmo irritante estadounidense. La guerra con su crudeza y el soldado como un trabajador al servicio del Estado. No lucha por ideales, lucha por la URSS. Así cuando el protagonista muere no recibe glorificación. A la protagonista se le muere su prometido y la imagen que hay para ella es de cigüeñas cruzando Moscú: un futuro mejor.

Cuenta las penurias de la guerra enfocándose en quienes no han ido al frente. La protagonista es una chica que se acaba de prometer y cuyo marido va al frente. Su cuñado, enamorado de ella, no va a la guerra. Él es pianista y dice que a los que son brillantes no los llevan a la guerra. El hermano que sí ha ido a luchar es ingeniero en una fábrica. Más adelante descubrimos que el hermano pianista ha pedido a espaldas de su familia sucesivos permisos para no ir a luchar. Aquí se produce una dialéctica entre los dos hermanos, quien está al servicio del Estado y quien prefiere sentirse especial por ser música y con derecho a quedarse fuera del fuego.

El drama que se presenta es el de la chica, que no ha sido capaz de esperar a su prometido. Es bonito que cuando sueñan con el día de su boda mencionan el registro civil. Sin saber ella si está muerto o no, se casa con el pianista. Esta muerte es una maravilla. Giran los árboles entre los que muere, se escuchan gritos de socorro y se superponen imágenes de la boda de su prometida. Se trae a colación un plano virtuosísimo que hemos visto al principio de la película. En la secuencia que narra su enamoramiento él persigue a ella subiendo las escaleras de su casa. Es inexplicable cómo sube la cámara mientras gira. Es un plano perfecto.

Uno de los componentes que más protagonismo tiene son los bombardeos aéreos sobre las ciudades rusas. La gente se va corriendo al metro. Uno de esos bombardeos derruye la casa de ella. Mientras los bomberos salvan a tantas personas como pueden ella sube las escaleras del edificio en llamas. Apenas queda nada de la estructura del edificio. La escalera y la puerta de casa de sus padres, cuando la abre no queda nada, sólo un reloj de péndulo. La imagen del bombero persiguiéndola es una maravilla. La llama loca mientras la ve subir y cuando comprende todo su rostro cambia radicalmente.

El otro bombardeo magno es en el que el pianista se declara a ella. Él insiste en que vayan al metro a resguardarse, pero ella está demasiado deprimida por la posible muerte de su prometido. Las sirenas son atronadoras, él abre la tapa del piano para que se oigan los estridentes acordes rusos, vienen los motores de avión, sonido de artillería, gritos, niets, cristales rotos, luces que centellean, bofetadas que ella le propina, el rostro de él severísimo, golpes… Una maravilla.

El suegro de ella es médico; ella es enfermera. En el hospital, atiborrado de heridos de guerra, un hombre tiene un ataque de nervios al enterarse de que su mujer ha contraído matrimonio mientras él estaba en el frente. Entonces el médico, alentando el espíritu nacional y pacificando el hospital, suelta un discurso acerca de que una mujer que no ha sido capaz de esperar merece lo peor. Y que, de hecho, ya tiene lo peor porque está con un hombre que prefirió evitar la guerra antes que defender a su país. Este es un mensaje arrollador para ella. Se produce un juego interesante porque cuando se enrolla con el hermano ella desea que el prometido esté muerto para no cometer una infidelidad, pero cuando llega el tren después de terminada la guerra desea que milagrosamente aparezca su amado.

Hay elementos que resultan enormemente rusos como el pequeño busto de Lenin que tiene el ingeniero en su mesa. También cuando se enteran de que debe ir a luchar se ponen a brindar. Brindan con alcohol del botiquín diluido en agua.


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