miércoles, 1 de septiembre de 2021

ANNETTE

Dir.: Leos Carax
2021
140 min.

El inicio y el final son tan potentes que cuesta mucho mantener la propuesta todas las dos horas. Son dos números musicales muy buenos. El primero de ellos plantea ya un tono del que, gracias a “La La Land”, no creo que nos desprendamos en el cine musical durante mucho tiempo. Me refiero a esta propuesta ampliamente teatral, no ya de ruptura de la cuarta pared sino casi de su negación. Llama mucho la atención cómo la propia música dirige los fundidos de un plano a otro. Cómo aumentar el volumen de in instrumento le lleva a reducir su transparencia. Este juego es algo que no nos sorprende de Leos Carax. Casi nos habría sorprendido no encontrarlo.

Ciertamente el argumento se toma demasiado en serio a sí mismo. No creo que sea serio poner a un personaje protagonista que es un cómico atormentado. No puedes hacer esto cuando aún tenemos fresco el taquillazo que fue “Joker”. Esta imagen de un hombre tomando al público como un rival al que hay que enfrentar, este enfado, actitudes directamente groseras y después excusadas bajo el pretexto de ser simplemente provocativo. Todo el mundo entendemos las críticas, entendemos que tiene mucho que ver con las masculinidades tóxicas. De hecho el cartel que anuncia su propio espectáculo le llama simio. Por si los referentes no hubieran quedado claro, se le añaden unas acusaciones de 6 mujeres a las que no conocemos de maltrato.

Me resulta curioso que esto determine el final de su carrera. Unas acusaciones de las que nunca más sabremos nada sumado a una actuación lamentable le hacen caer mientras su mujer está en la cúspide de su carrera como soprano. Aquí se ridiculiza la ópera por su atracción por la muerte. De hecho la primera muerte que vemos de Cotillard en escena es bajo un personaje con un ridículo disfraz de guadaña.

El triángulo amoroso está tomado de forma muy enclenque. El amor de un pianista por su soprano es casi ofensivo por estereotipado. Ahora bien, esta relación sí nos deja una escena más autoasumidamente ridícula. Hablo de cuando está dirigiendo la orquesta y a cada vuelta de la cámara va desarrollando su monólogo de tortura interno. Antes de cada pasaje musical él pide perdón a cámara para poder hacer su danza histriónica.

El trabajo de marionetismo de Annette hace llevaderos algunos de los peores pasajes intermedios de la película. No nos interesa su parte absoluta sufridora, pero es lo que necesita la película para convertir a Adam Driver en un ser malvado por todos sus rincones. El final, como digo maravilloso, propone la idea de que ha sido manipulada tanto por su madre como por su padre. Lo del padre haciéndose millonario es claro. ¿Lo de la madre? El espíritu de su madre dice manifestarse a través de Annette. Pero esto es pura obsesión del padre, ahí la madre está muerta, no pinta nada. Por otro lado ha sido marioneta desde que nació luego debemos entender que es desde el principio cuando está siendo utilizada. ¿Utilizada por quién? Lo único que se me ocurre es que sea un objeto de su madre para que el padre confíe en ella y no tenga celos del pianista. Si es así, la estrategia es absurda, porque no se nos muestra nada que pueda permitir a Adam Driver sospechar ninguna infidelidad.

Hablemos algo de la escena que desencadena la segunda parte de la película y que se ha decidido poner en el poster. Reconozcamos la fuerza estética que tienen las olas absurdamente más altas que el barco. Pero realmente todo lo demás pierde fuerza. Incluso el contraste cromático de verde para él y amarillo y rojo para ella es la vez que peor expresado está. La cámara no juega con el barco a pesar de que lo rodea por todas partes. El tópico del padre borracho… La escena es malísima. Y la que la sigue, padre e hija mirando a la luna después de haber naufragado, no es mucho mejor.

En la última escena está un chiste muy bueno. No sé por qué, quizás por la mezcla de la pesadez de la escena y el artificio del musical no entra del todo bien. La actuación de la niña, quien lo ejecuta, es magnífica. Le pregunta a su padre en la cárcel: aquí te cuidan, no puedes beber ni fumar ¿verdad? Ni matar gente.

El ritmo confuso de la película permitió que me generara unas expectativas muy raras en un momento de esta escena. La canción hace una pausa mientras la niña canta melancólica que se va a convertir en un vampiro, haciendo referencia a que no piensa cantar nunca más. Aquí yo no sabía a qué altura de la película nos encontrábamos. Dado el indeleble final de “Holy motors” habría abrazado con alegría una última trama en la que Annette lleva a cabo su venganza en forma de vampiro. No ocurrió.


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