viernes, 10 de septiembre de 2021

LA CAZA

Dir.: Thomas Vinterberg
2012
111 min.

No tiene nada que ofrecer que no sea generar indignación e impotencia. Es una crítica hacia lo que la posmodernidad llama caza de brujas. Algo completamente ombliguista, porque implica olvidar los clásicos conflictos sociales por el derecho a la honra.

Todo está muy restringido al ámbito rural. El desprecio de toda la comunidad no ya a una sola persona, sino a toda su familia o a todo aquel que se atreva a juntarse con él. Estamos de acuerdo con que la situación es injusta, pero nunca se propone nada. Ni siquiera se la critica. Los únicos ataques mediamente articulados son en lo referido a lo rápido que crecen las amenazas contra él. Lo rápido que pasa de acusársele del abuso a una niña a acusarle del abuso a todo un parvulario. Tampoco el sentenciado parece tener planes muy claros al respecto. Quiero decir, no somos capaces de comprender hasta qué punto es difícil salir de esa situación porque nunca le hemos visto hacer gran cosa para librarse de ella.

El carisma del protagonista es enorme. El suyo y el del padre de la niña supuestamente violada. Son dos enormes interpretaciones. Resulta claro por qué se ha elegido el famoso fotograma para el poster de la película. Pero justamente por cargar de tanto poder esta imagen, la conclusión de la escena resulta tan lamentable. Está casi como un dios, absolutamente por encima de todo el tribunal. Tiene en una misma sala a todos sus acusadores y a todos los niños, sus supuestas víctimas. Además está en un lugar en el que nadie le puede echar, tiene todo el derecho a quedarse ahí y la religiosidad de la comunidad obliga a todo el mundo a quedarse en esa sala. Quizás es la decisión más importante que toma el protagonista en toda la película. Pero su exabrupto le quita toda la potencia que tenía su estancia.

La gran metáfora de la película hace aguas. Él es el cazado y todo el pueblo son los cazadores. Los niños se hacen hombres, lo que es una concepción muy arcaica, cuando reciben su rifle para ir de caza. Bueno, entonces el hombre por naturaleza emite juicios a sus semejantes, persigue a quien persigue el resto del grupo… En este punto la película parece olvidar que los primeros personajes que se encargan de perseguir a Lucas son mujeres, quienes no tienen ningún rito para recibir su rifle.

Sabemos que a esta generación de autores les gusta incluir violencia explícita. ¿Qué mayor explicitud que una muerte real? No humana, sino de un ciervo; pero igualmente si vemos cómo muere un ciervo de un disparo de rifle, es por el gusto por la violencia mostrada fríamente. En este sentido vemos la entrevista a la niña en la que se la pide que describa el supuesto encuentro sexual con Lucas. La violencia no está tanto en lo que cuenta, ya que realmente no le ha ocurrido nada. La incomodidad de la escena está en ver a una niña escuchar preguntas acerca de semen. Es algo que entra en contradicción con una de las ideas fundamentales de la película: que todo el conflicto en el que se ve envuelto está provocado por la gente adulta. Nunca se culpa a los niños de las acusaciones. Al fin y al cabo son acusaciones diseñadas por los padres para sustentar su condena.


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