viernes, 3 de diciembre de 2021

EL CRIMEN DE CUENCA

Dir.: Pilar Miró
1980
92 min.

Que la película haya provocado el enfado de la Guardia Civil es, como mínimo, motivo para que despierte mi interés. Si bien la Guardia Civil no parece con la beatificación y el endiosamiento con que ellos acostumbran a mirarse, no hay ningún esfuerzo de ningún tipo por condenar al cuerpo. De hecho ni siquiera son parte protagonista de la película. ¿Hay una posición crítica hacia sus miembros? Sí. Pero siempre al servicio de la justicia. Que el juez pida al sargento que haga su trabajo no es más que un permiso para jugar a quien se alistó en el cuerpo con la ilusión de que ese día llegara.

En un pueblo desaparece el Cepa. Un pastor a quien nadie conoce y a quien nadie importa y con dos claros sospechosos para su asesinato. Todo el pueblo se vuelca para que se haga justicia. La película deja lugar a muy pocas dudas sobre la autoría del crimen aunque da muy pocas pruebas. El espectador está convencido de que los acusados son culpables y mienten egoístamente para intentar que toda la pena caiga sobre su compañero. Este es un detalle que la Guardia Civil debería agradecer mucho: se podría haber sido enormemente cruel con jueces y agentes. La violencia se podría haber ejercido de forma muy gratuita contra dos hombres que los saben inocentes. Pero no es así: todo apunta a que son culpables y lo único que quieren jueces y Guardias es conseguir un testimonio inculpador.

Llama la atención mucho la escena de la exhumación. Todos los implicados miran la tierra del cementerio bajo el sol manchego abrasador. Los pueblerinos con boinas, los hombres de despacho con sombrero y los Guardias Civiles con pañuelos blancos cubriendo sus tricornios casi como tuaregs. Llama la atención ver el saludo entre Guardias Civiles en el que se llevan el brazo al pecho de forma horizontal: saludo con arma.

Por dejar a la Guardia Civil lo antes posibles hablaré de las torturas: un elemento celebérrimo de la película. En un mundo como el actual, donde la explicitud de la violencia es lo único que saben hacer los directores para ser subversivos, las imágenes nos hacen apartar la vista de la pantalla, pero poco más. Por otro lado la narración se centra en lo judicial. No hace especial hincapié en las torturas. Sí llama la atención ver llevada a la pantalla la imagen de un hombre colgado del techo por sus genitales.

Musicalmente es bastante potente. Lo primero que oímos es una pseudomúsica. La historia del juicio es narrada por un pregonero. Delante de una serie de viñetas un ciego cuenta la historia en verso. Para atraer al gentío hace una llamada con un tono realmente lastimero: Padres que tengáis hijos, hijos que tengáis parientes, parientes que tengáis primos y primos que tengáis suegra… El plano se congela, su voz se corta y aparece de forma abrupta la música de gaita, un bordón abrumador, la grabación completamente sucia y muy efectiva. Recuerda, aunque sólo sea por la calidad de grabación al tema principal de “Línea no regular”. El otro tema que se escucha en la película es uno de sonoridades más propias de su década, quizás demasiado. Pero igualmente es muy efectiva por abrumadora. Es un piano gravísimo acompañado de otras sonoridades. Una música persistente y potente.

La vuelta del Cepa al pueblo está hecha con mucho cuidado. Es en su resurrección la primera vez que le vemos. Desde el primer momento aparece con la mandíbula hacia fuera y un entrecejo frondoso y rural: un tipo enormemente simple. Al llegar al pueblo es recibido con admiración por lo inesperado, pero no recibe ninguna muestra de interés. Ni por el pueblo ni por los dos condenados que ya están de vuelta en sus casas. Él ya no puede darles nada. Lo único que agradecen es que haya sido limpiado su nombre. El momento que antecede al abrazo final son tres ríos de personas encabezados respectivamente por el Cepa (gritando que no me han matao con un fortísimo acento), León y Gregorio.

La película peca de una falta de ritmo pero no lo suficientemente acusada como para que le pase factura.

Los planos nocturnos son muy interesantes. Funcionan muy bien. Hay uno en particular en el que se muestra una calle estrecha manchega, con casas de paredes blanquísimas y sombras muy definidas. Ese juego de sombras recuerda, vagamente, al expresionismo alemán.


2 comentarios:

  1. Buen hilo,
    me gustaría saber la portada de los filmes.

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    1. Le pasaré tu propuesta a mi equipo de desarrollo. ¡Gracias por la sugerencia!

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