viernes, 10 de diciembre de 2021

EL SACRIFICIO DE UN CIERVO SAGRADO

Dir.: Yorgos Lanthimos
2017
121 min.

Revisita de “El cabo del miedo”. Hipervitaminada. Notas de “Funny games” de Haneke en la rectitud de la familia protagonista. Tenemos lo mismo en “La favorita”. Pornográfica en cuanto al drama y a la tragedia como “Oldboy” pero más limpia en la forma por el cambio de década. Sucia como Lars von Trier.

Un chico con problemas mentales acosa desde el principio de la película a nuestro protagonista, un cardiólogo que mató al padre de éste por un error en una operación que realizó después de haber bebido. No sabemos si el protagonista es culpable de esta muerte. Mentira, él le regala cosas para paliar este sentimiento de culpa. Esto por otro lado hace que crezca en el antagonista la convicción de que tiene algo que reclamarle. Las primeras veces que vemos a la pareja protagonista-antagonista parecieran sugerir una relación homosexual. Esta idea viene reforzada por la voluntad del chico de convertir al protagonista en su padre.

Me gusta mucho la escena premonitoria del chico. Como una maldición describe con precisión síntomas que tendrán algunos miembros de su familia hasta la muerte. En las películas de la serie de directores que he mencionado con frecuencia nos encontramos muy perdidos. Aquí ocurre a veces, pero tenemos esta descripción de lo que nos cabe esperar.

Hay mucha simbología no solo cristiana sino de deidades en general. Hay una impactante escena alrededor del secuestro del chico en la que las tres posibles víctimas están a sus pies. Literalmente. Besan sus pies ensangrentados. Tenemos también los ojos ensangrentados del hijo, Bob. Una imagen muy cristiana. Hay un elemento muy protestante que son los hijos suplicando el amor de ambos padres. La condena o la salvación no depende de sus actos sino de la arbitrariedad de su juez. De hecho es justo así como termina la decisión.

Una constante a lo largo de la película son las manos del médico: limpias. ¡Puro cristianismo! Se lava las manos. No se mancha. No quiere sentenciarse culpable de la muerte de su paciente, no quiere ser quien rompa la relación con el chico, no toma la decisión de qué hacer con su familia hasta que no le queda más tiempo…

Lo que ocupa la segunda mitad de la película son las decisiones desesperadas de los protagonistas. Algo heredero de “Oldboy”. Así el bocado que se propina el antagonista en el brazo rima con la lengua cercenada de aquella película. El padre hablando de masturbación con su hijo. Los dos niños arrastrándose por el suelo de la casa y quedando por debajo del perro. La mujer siendo infiel. La mujer convenciendo al marido de que mate a alguno de los niños. Hay un momento en el que los dos niños están discutiendo entre ellos para convencer al otro de que va a morir.

Otro elemento que recuerda a “Oldboy” es el extraño atractivo de la persona que está arruinando la vida de esa familia. Me refiero a que no se ven capaces de matarlo, denunciarlo o en general resolver el problema. Hay algo que se menciona de forma fugaz: se le mantiene con vida, entre otras cosas, por la intriga que causa su poder. ¿Cómo consigue que la niña se levante de la cama cuando habla con él por teléfono? Nunca se explica.

Nicole Kidman roba la película. No nos sorprende en absoluto. Es magnífica. Esta fuerza convierte al marido en un padre de familia absolutamente incompetente. Mientras no hay adversidades, parece un tipo perfecto, como todo en esa familia. Además son una familia acomodada como acostumbran los directores centroeuropeos. Cuando la cosa se complica es un patán absoluto. No cura a los niños y luce sus capacidades superiores delante de su mujer. Al secuestrar a su acosador, la mujer debe limpiar el coche. Es Nicole Kidman quien cura a los niños durante la convalecencia. Toda la familia le rinde pleitesía al padre a cambio de sobrevivir. Hay una escena en la introducción de la película en la que se nos muestra que el tipo tiene un fetiche necrófilo. Nicole Kidman se convierte así en la candidata principal a morir.

Como he dicho antes, la película es muy pornográfica. La explicitud del drama es continua. El hecho de que muera el personaje con más pureza en sus actos ya es bastante. Pero hay más. Todo el rato vemos que las cosas empeoran. Todo ello apoyado en una música de tensión absoluta. Cuerdas frotadas frenéticas. Ruidos chirriantes en disonancia consigo mismos. El sonido de tensión en ocasiones comienza antes que la escena a la que acompaña. Cámara con movimientos muy suaves y con estabilizador de imagen. Diálogos mucho más calmados de lo que nos esperaríamos.

No me gusta nada el uso de la ópera de forma muy gratuita. Aparece al inicio, al final como gran protagonista. Al inicio lo que vemos es un corazón latir en un primerísimo plano que reta nuestra sensibilidad ya suficientemente curtida por otros creadores. Por supuesto algunos pertenecientes al mismo grupo que Yorgos, pero Buñuel había cortado una córnea muchos años antes. Al final vemos un niño sangrando y más ópera. Un subrayado con fosforito.


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