viernes, 21 de enero de 2022

CABEZA BORRADORA

Dir.: David Lynch
1977
90 min.

Al menos cuenta una historia. Puede que, de las películas lynchianas, sea de las menos sugerentes. Es un despliegue de medios especiales para una película que fue barata. Tenemos todos los elementos que Lynch ha explotado a lo largo de su carrera. El más evidente: la lucha entre el bien y el mal. El mal siempre como algo repulsivo. Hay que decir que el simbolismo está muy bien tratado. No hay nada que se vaya de madre (demasiado). Además, está bien diferenciada la fantasía de la realidad.

Es muy kafkiano. Un ambiente industrial y urbano nada deseable para vivir. Esa industria lo veremos también, aunque menos explotada en “Terciopelo azul”. El protagonista cae ahí. Nada nace en ese ambiente yermo. Te tienen que colocar en ese lugar. Lo desagradable no solo es el ambiente sino lo que este engendra.

El protagonista es un ser muy tímido y que se enfrenta a adversidades que siempre ha tenido en la cabeza. El mundo agresivo que le rodea tiene una particularidad en esta película. Los actores actúan como si fuera teatro. Cada frase perfectamente guionizada. Recuerda a la forma de “Rabbits”. Se enfrenta a un embarazo no deseado. El ser que nace lo único que hace es llorar.

Quizás sea la práctica. El haber visto muchas películas de Lynch nos permite diferenciar claramente los distintos planos de realidad. Así tenemos esencialmente tres mundos. La choza en la que está el casetón de máquinas que controla su cerebro, el mundo de detrás del radiador y el mundo real.

La película tiene muchas concomitancias con “Twin Peaks”. En particular veremos elementos de su tercera temporada. Al lado de la cama del protagonista hay un montículo de tierra con una rama clavada en él. En la tercera temporada veremos una rama que habla. La cabeza de esa rama es muy parecida a la cabeza del bebé de esta película. Justo encima de la mesilla hay una foto de un hongo nuclear. Imposible no pensar en el famoso episodio octavo de la tercera temporada. Además tenemos el fabricante de lápices. Cuando han extraído goma de borrar a partir de la cabeza del protagonista esparce las virutas generando una imagen como las intrigantes partículas de aquel episodio. No por obvio conviene dejar de mencionar que el escenario donde baila la mujer que aplasta fetos con los pies recuerda a la logia negra. El suelo ajedrezado es bastante parecido a las líneas del suelo de la logia.

Creo que la película distribuye con mucha habilidad el sueño y la ficción. Así podemos ver claramente los deseos sexuales reprimidos del protagonista y después cómo libera esta violencia sobre el niño recién nacido. Por cierto impresionante la imagen en la que descubre que el niño está enfermo. Creo que una de las grandes ventajas de la película, que nos provoca más familiaridad que otras, es el trabajo de empatía que genera el protagonista. Él está extrañado por el mundo que estamos viendo. Lo estamos descubriendo ambos juntos.

El momento desquiciante de esta película creo que está muy bien resuelto. Esa forma en la que le atormenta la cabeza de bebé gigante. Resulta curioso que un mundo donde un cineasta ya ha mostrado lo perturbador que puede ser eso alguien haya decidido esculpir dos cabezas y ponerlas en la estación más concurrida de Madrid. Comparado con otras películas suyas es un recurso demasiado evidente pero me parece maravilloso cómo el hombre averrugado tira desesperado de las palancas para controlar el delirio que le ha provocado matar a su hijo.

Hay que agradecer que no haya los primerísimos planos tan inquietantes a los que nos acostumbra Lynch.


2 comentarios:

  1. ya aparece la fotico

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    1. Trabajamos para que la experiencia en este blog sea lo más divertida posible. Un saludo.

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