viernes, 4 de febrero de 2022

LA MALA EDUCACIÓN

Dir.: Pedro Almodóvar
2004
105 min.

Sorprende en la filmografía de Almodóvar una película tan masculina, sin apenas personajes femeninos. Pero las tramas llenas de personajes con relaciones cruzadas, engaños de años y revelaciones rompedoras son absolutamente reconocibles de su estilo.

Los asuntos que involucran a los personajes son lo suficientemente complejos como para mantener una atención muy constante. Pero esos momentos de un personaje contando toda la verdad a otro pueden resultar muy melodramáticos. Esto no es culpa de la historia sino del tono del diálogo. Si rápidamente se hace un corte y vemos, en vez de oír, la historia; no se produce este efecto. En particular me resulta muy exagerada la conversación en el borde de la piscina entre el director de cine y el aspirante a actor. La música es ligeramente tensa y ellos se miran con miradas demasiado intensas como para no cansar al espectador.

Hay varias actuaciones muy buenas. Los niños están estupendos. Es cierto que resultan más familiares estos niños que los típicos de películas españolas ambientadas en la posguerra. En general un diálogo de un niño con un adulto es más fácil que quede bien porque un niño se comporta con mucha más naturalidad al hablar con otro niño que al hablar con un adulto. Por esto, si el diálogo en una película de un niño con un adulto es un poco impostado, no nos chirría. Pero en esta ocasión los niños actúan bien en todas sus escenas.

La otra gran actuación es la del cura. Esas caras reprimiendo el impulso sexual hacia los alumnos del colegio son aterradoras. Además comparte escena con Zahara, tremendamente interpretada por Gael García Bernal. Creo que son las dos interpretaciones más grandiosas de la película. Algo funcionó mal en el momento del casting porque se llegó a una escena entre Gael García y Javier Cámara. Javier no es un gran actor, pero en esta película está especialmente lamentable. En el prólogo de un momento bastante intenso su personaje decide que hay que ser gracioso porque Javier Cámara es gracioso y cuando sale en las pelis tiene que hacer gracia.

En algunas escenas la voz suena un poco extraña. Como muy depurada en un estudio. A veces da la sensación de que esté doblada. En contraposición, este efecto en los sonidos más pequeños aporta mucho. Por ejemplo los pasos de las suelas de goma del cura por el suelo de mármol.

No me da ninguna tranquilidad que la trama se termine de resolver en un diálogo muy intenso entre dos personajes mientras un taxi les espera.


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