viernes, 18 de febrero de 2022

EL TERCER HOMBRE

Dir.: Carol Reed
1949
104 min.

La cara de Orson Welles iluminándose es el centro de esta película. Creo que es imposible llegar a ver la película sin conocer ese plano. La mirada juguetona, el ángulo imposible. Ves ese plano absolutamente descontextualizado y sabes que es un gran momento dentro de su obra. La provocación de meter el nombre de Welles en los títulos de crédito y no mostrarlo en pantalla hasta bien avanzada hace más poderoso este momento. Primero se nos informa de que Harry está vivo. Anna dice que el gato solo es cariñoso con Harry. Lo próximo que vemos del gato es acurrucarse a los pies de un extraño. Y por supuesto nos falta un personaje que hasta ahora no habíamos visto. Pero no sólo eso, además el título nos ha hecho pensar mucho tiempo que Welles, el misterioso personaje será este tercer tipo, quizás el asesino. Es un encuentro magnífico.

Aunque el pilla-pilla que viene a continuación es poderosísimo visualmente quizás resulta un poco naíf. Pero se lo podemos perdonar a la película ya que se ha declarado varias veces una historia de persecuciones propia de una novela barata. Nuestro protagonista es un escritor que dice estar haciendo su nueva obra, es decir, la historia que estamos contemplando. Eso es lo que nos prometen y nos dan mucho más.

Todas las actuaciones son magníficas. Hay que decir que hasta que está todo el mundo presentado, aquello es un desfile de sospechosos. Se nos presenta a muchísima gente. Repito que las buenas interpretaciones hacen que sea agradable. Lo primero que vemos del detective es esa imagen en un chubasquero, en negro brillante. Ese rostro enjuto y perfilado con un bigote. Maravilla el contrabandista vienés. Maravilla el doctor renuente, incapaz de darle un solo pedazo de información. Se nos deja ver que todo el mundo miente de alguna manera. Incluso aunque esto no nos lleve a ningún lado. Por ejemplo este doctor sabemos que está cenando en una mesa para dos. Mientras habla con el protagonista le pide que le excuse porque tiene invitados.

Otro personaje que es de una interpretación deliciosa es el británico que permite a Holly quedarse en Viena. Algún cargo de cultura. La cara estilizadísima. Aferrarse a un escritor del que nunca ha oído hablar. Modales exquisitísimos… Se agradece cada segundo que aparece en pantalla. Bueno, todos no. Nos sobra la conferencia fracasada. Entiendo lo cómico que es ver a un personaje así perder la compostura, pero justo por eso se hace menos interesante de ver.

Hay un momento que no pasa a mayores pero que me hace temer los derroteros que puede tomar la trama. Tras el asesinato del portero un niño acusa a Holly de haberlo asesinado. No hay motivo para ello. Sería una de estas desgracias que le caen al personaje sin justificación y que yo tanto odio.

La última persecución es grande por muchísimos motivos. El más literal, su duración. Pero además es que se desarrolla en dos escenarios, sobre tierra y bajo tierra. El primero de ellos es absolutamente privilegiado. Viena, una ciudad imperial destruida de esa manera. Con policías de todas partes, con toda clase de uniformes saliendo de detrás de cualquier montón de tierra. Por no hablar de ese exordio que es el vendedor de globos con ese baloon que resuena en la plaza vacía.

Después llegamos a la persecución en las alcantarillas. Todo un espectáculo de luces y sombras, en este punto no estoy descubriendo nada. Maravillosa la idea de mostrar a la vez a perseguidores y perseguido, los unos directamente, el otro en forma de sombra. De esta forma, Harry se aleja de ellos, pero su figura, su sombra, se hace cada vez más grande porque se acerca a la fuente de luz. Otra baza fuerte de esta escena es el sonido. La persecución con zapatos y el suelo mojado da un sonido muy especial amplificado por el eco de la alcantarilla. Los abrigos larguísimos permiten una estética muy especial. Por supuesto en esta escena tampoco falta un recurso que se ha estado explotando durante toda la película: los planos torcidísimos alejados de la verticalidad.


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