viernes, 11 de marzo de 2022

IRREVERSIBLE

Dir.: Gaspar Noé
2002
99 min.

Lo que caracteriza a esta película es que se muestra sin cortes de plano una violación de 10 minutos. Es una escena potente, es cruda, no ocupa muchísimo tiempo del metraje y vertebra toda la película. Es explícita por lo emocional aunque sexualmente no se vea casi nada. El cuerpo de Monica Bellucci retorcido con la cabeza mirando al suelo… es una imagen impactante. El violador la insulta constantemente y la llama cerda burguesa. En este punto de la película aún no conocemos nada de esta chica por lo que no sabes si, en efecto es una burguesa. Pero la construcción de la escena nos ha dado una imagen más icónica que la violación: su delgada figura y sus pechos moldeados por las costuras de su vestido.

La cámara se mueve con el mismo frenetismo que los personajes. Antes de la violación el movimiento es tranquilo, después de la violación es caótico y mareante. Probablemente lo más mareante que he visto nunca. Ocurre que la película está narrada al revés, al modo de “Memento” dos años anterior a esta. Por tanto la película empieza con la agitación. De forma inexplicable. Incluso cuando la acción se sosiega la cámara sigue volando porque la situación es tensa.

Lo primero que vemos, tras un extraño prólogo, es un club gay llamado Rectum y un hombre muy agitado buscando a un tal Tenia. Lo cierto es que es todo muy desconcertante. Todas las luces del lugar son rojas. Conocemos todos los rincones del sitio con toda clase de prácticas sexuales. Por la oscuridad del local no vemos muchas imágenes sexuales explícitas. Hasta tal punto que una erección roja sobre fondo negro aparece como plano distinto en toda esta escena. La escena culmina con una cabeza absolutamente destrozada por un extintor. La imagen es desagradable. A cada golpe la cámara da un giro en el aire. En este momento estamos hartos de que la cámara gire, pero aquí esto nos aleja de la realidad de la imagen por tanto casi lo agradecemos.

La película consigue llevar al extremo la idea de Hitchcock de dar información para dar tensión a una escena que podría ser anodina. Así, al saber que van a violar a la protagonista en un túnel vemos con terror cómo desciende a él con una rampa larguísima. Es un plano que se sostiene sin dudarlo, muy firme en esa idea.

La última información que se nos da es que la protagonista está embarazada. Después de la paliza que recibe probablemente haya sufrido un abortado. Se trae a colación la imagen del bebé de “2001: una odisea en el espacio”, suena Beethoven y la cámara se eleva al cielo casi como el hueso. Por último se sentencia la frase con la que abría el extraño prólogo: el tiempo lo destruye todo.

Hay tres momentos en los que me veo obligado a apartar la vista de la pantalla: con la estroboscopia de los créditos iniciales, con las luces rojas de Rectum y con la violación. En esta última ocasión uno se convence a sí mismo de que la aparta por lo monótono del asunto pero lo desagradable de la imagen definitivamente colabora con esto.


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