viernes, 23 de septiembre de 2022

VENECIAFRENIA

Dir.: Álex de la Iglesia
2021
100 min.

Ante todo es una repetición de patrones. Hay ligerísimos hallazgos pero la sensación general es de hastío. Empieza bien: una buena música de cuerdas disonantes que esperamos de forma muy frustrante que explote como la Danza Macabra de Camille Saint-Saëns y unos créditos rojísimos y con resonancias al giallo. Hasta ahí llega el inicio que me gusta. Cuando empiezan a contar la historia, me aburro.

Creo que el otro punto positivo es la gran propuesta estética de unos trajes de carnaval veneciano. Una noche de fiesta en la que la intención es emborracharse pero con una vestimenta ridículamente cara. Esto se sublimará en la fiesta misteriosa. Por supuesto pensamos rápidamente en “Eyes wide shut”. Pero creo que la música frenética, los desnudos que se insinúan, las plataformas imposibles, las luces martilleantes… Se aleja en general de las propuestas de Álex de la Iglesia y me parece una grata sorpresa. Pero es un momento brevísimo, que no llega ni siquiera a transmitir un agotamiento como el que sufren los protagonistas al día siguiente.

Cualquier conflicto entre los personajes nos dará totalmente igual. En particular no nos importa el matrimonio de Ingrid García-Jonsson. Un marido que aparece en Venecia porque sí y que tampoco aportará nada. Habría sido desagradable que apareciera para salvarla, pero habría tenido un papel. Aquí no sabemos qué se consigue con su presencia. Pero tampoco es gravísimo porque llevamos ya mucho de película aguantando a un taxista igualmente inexplicable.

No hablan muchísimo de sus relaciones. Pero cuando lo hacen es siempre con unos diálogos escritos para dar vergüenza. Unos tópicos, unas frases pretendidamente desenfadas… Es lamentable. La verdad es que podemos estar contentos de que no se desarrollen estos personajes, porque las ideas que plantan son de lo más anodino que hay. Hay una idea que se insinúa primero y se explicita después. Se dice que una de las tres amigas está muy buena y que las otras dos no. ¡Las tres chicas son de la belleza más convencional que se pueda ver en el cine español! Me parece tan absurdo escuchar a Ingrid García-Jonsson que ella tiene más fácil encontrar marido porque no está tan buena como su amiga

Personalmente me cuesta un mundo empatizar con el grupo protagonista. Venecia no quiere turistas y ellos están comportándose como turistas patológicos. Llegan en un gran crucero, tienen muchísimo dinero, están en las zonas más exclusivas de la ciudad. No digo que deseemos que mueran, pero desde luego sí queremos verlos fuera de la ciudad.

Hablemos de una de las imágenes más potentes: cuando juegan como si fuera una marioneta con un cadáver. La chica ha muerto con unos garfios. Uno en cada mano y otro en la espalda. A pesar de estar destrozada aún tiene un momento de agonía en el que intercambia unas palabras con su amiga. Esto ya es de cachondeo. Pero es que para continuar empieza a bailar en el aire. De la Iglesia ya oyó a Tarantino reírse a carcajadas de “Balada triste de trompeta”, ¿cómo deja pasar la oportunidad de explotar esta cara de sus películas? Él insiste en mostrar lo violento sin ver el potencial que tiene dejarse llevar por lo desquiciado de las imágenes.

Y es que esa violencia suya creo que le posiciona varios niveles por encima de otros directores amantes de lo tétrico y que consiguen imágenes mucho menos potentes precisamente por su marcada obsesión de escandalizar. Aquí se disfruta más del hierro golpeando el cuerpo de la chica en vez de una observación minuciosa de cómo se desgarra la carne. Me parece que es mucho más hábil el juego cadavérico en esta película que en la pornográfica “La casa de Jack”.


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