viernes, 9 de septiembre de 2022

EL DISPUTADO VOTO DEL SR. CAYO

Dir.: Antonio Giménez Rico
1986
94 min.

Es muy aburrida. Se entierra hasta el fondo en tópicos. El montaje es lento. El sonido es muy, muy deficiente. Es descarado cómo la voz de los personajes es más alta, no por ello más clara, cuanto más cerca están de la cámara y, por tanto, del micrófono. Las actuaciones son bastante correctas pero ninguna muy memorable.

Desde una perspectiva izquierdista se aborda el tema manido de qué puede hacer la clase política por la gente despolitizada. Por aquellos alejados de las ciudades y del mundanal ruido. Demasiadas veces adopta una mirada demasiado bucólica para una película que pretende tener tanto calado. Así por ejemplo, los personajes de la capital, Burgos, se sorprenden de que el anciano conozca propiedades medicinales de las flores del campo. Es cierto que quizás le permiten llegar a una edad provecta, pero cuando enferma gravemente debe ir a un hospital. Dejan de servirle las flores.

En general ese choque no tiene mucho que aportar. Sí me parece interesante el reproche que le dedican al anciano por tener que trabajar su huerto con 70 años. Cómo eso supone su único entretenimiento y para ellos es una injusticia que no pueda tener una jubilación. De igual modo él ve a sus hijos como una ayuda necesaria y ellos lo ven como un defecto de las prestaciones del Estado. Claro, esta visión procede de un momento en el que se estaba construyendo el estado del bienestar.

El diputado se siente sucio en cierto momento por obligar a un hombre que tiene una vida tranquila a complicarse con la política. Realmente eso es una visión muy idealista de la democracia. Lo único que le está pidiendo es un voto. Es decir, una acción de un único día. Es cierto que esta reflexión le lleva a dejar la política ya dedicarse a ayudar a este anciano. Aunque no se nos lo explicite lo podemos deducir del cartel con la cara del diputado que el anciano ha colgado en el interior de su casa.

Situando el presente en el año de su estreno, recuerda las elecciones del 77. Un candidato del PSOE visita un pueblo del norte de la provincia de Burgos. De camino al pueblo van pensando qué contar a los vecinos. Me parece muy positivo cómo se refleja la actitud con la que un político afronta esa empresa. Piensan temas manidos en función de qué les va a interesar. Así vetan a la única chica que los acompaña hablar de la emancipación de la mujer. Cabe destacar que ya se habla del patriarcado. No creo que haya que podamos deducir que se hablara del patriarcado en el 77, pero sí en el 86. Mientras habla de estos temas el diputado le contesta: te pones tan bonita cuando hablas de estas cosas…

No se aprovecha para construir una historia de la degeneración del PSOE. Incluso los más idealistas tenían una visión muy práctica de la campaña electoral. Sí hay un reproche al político que en el 86 presume de su habilidad para prometer cosas y después en el poder hacer las contrarias.

No se juzga las tradiciones de brujería del pueblo. Se habla de un tipo que dedujo la fecha de su muerte con una baraja de cartas. Cuando llegó esa fecha, se ahorcó. En el 86 el PSOE miraba con ternura las barajas de cartas, hoy tenemos una izquierda abrazada al horóscopo. El caso es que según va narrando la historia del ahorcado va sacando cartas. Así obtiene la fecha que le tocará al diputado. Como muere en el 86 y la baraja es española, saca una sota y un 6.


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