viernes, 14 de octubre de 2022

LA PARADA DE LOS MONSTRUOS

Dir.: Tod Browning
1932
64 min.

Es cierto que los seres de la película son personajes con sentimientos y que sus vidas nos interesan más allá de su condición física. Pero toda la potencia de la historia está en el hecho de que la protagonizan personas con defectos físicos. La regla de oro que nos plantean es que quien hiere a uno de ellos hiere a todos. Con esta premisa se hace una versión de la premisa clásica en la que se finge un romance por dinero. Una bellísima trapecista y su amante forzudo planean que ella se case con el enano rico para poder heredar su fortuna.

Aquí se plantea una dialéctica entre la gente alta y las criaturas del circo. Desde fuera uno se pregunta qué clase de prestigio tienen los artistas de circo. Dentro de esa sociedad los que no tienen defectos físicos se ríen de los que sí los tienen. Pero quizás un circo sea el único lugar donde un payaso pueda sentirse en posición privilegiada. En particular el hombre tartamudo de aspecto muy cómico y con aires déspotas al tratar a su mujer y a su hermana siamesa no está incluido en el grupo de las criaturas.

A varios de los seres los vemos hacer a apariciones que casi son en sí mismas un espectáculo. Vemos cómo bebe la mujer sin brazos. En uno de los momentos más fascinantes de la película vemos cómo un hombre negro sin brazos ni piernas logra encenderse un cigarrillo. Es imposible apartar los ojos de la pantalla en un momento así. La película muestra esto sin hacer burla de ello, pero es cierto que lo toma como espectáculo. El ser que más minutos tiene en pantalla es el hombre sin piernas. Tiene una movilidad fascinante. Pareciera casi que vuela. Si no fuera por la época en la que está hecha la película, uno pensaría que está hecho por efectos especiales.

Creo que la escena más imponente es la venganza final. En una noche de lluvia el circo cambia de localización. Todas las caravanas avanzan tiradas a caballos. Las ruedas se van hundiendo por el suelo totalmente embarrado. Los personajes se van moviendo de una carroza a otra. Saltan de la suya, se quedan parados esperando a que avance la comitiva hasta que les alcanza la que les interesa y saltan dentro. Mientras, en el interior, están pasando cosas como que amenacen a la trapecista con navajas y pistolas.

Para terminar la película vemos la mitiquísima y reproducidíma imagen de los seres yendo a buscar a la chica. Se mueven por debajo de unas carrozas que han volcado. Ellos, que son el último escalón de la sociedad se mueven por debajo de todo, arrastrándose por el suelo.

Nunca se nos habla de aceptar la condición de esta gente. De hecho la venganza final que se le aplica consiste en convertirla en una lisiada. Tener defectos físicos es un castigo y así lo saben quienes los padecen.


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