viernes, 14 de julio de 2023

DIES IRAE

Dir.: Carl Theodor Dreyer
1943
105 min.

Aunque sólo sea por la condena en la hoguera es imposible no pensar en “La pasión de Juana de Arco (1928)”. Sin ser tan expresionista como aquella, esta mantiene algunos elementos como decorados sencillos realzando las figuras de los personajes. Los vestuarios que portan lo merecen. Las golas blancas alrededor del cuello, esa superficie indescriptible que Absalon lleva encima de los hombros, las capas, todo ello con la oscuridad de las ropas convierten a todas las figuras humanas en presencias con mucha fuerza.

Lo que más llama la atención es la seducción de Anne. La madre de Absalon está convencida de que en su mirada arden las llamas del infierno. Un no demasiado sutil juego de luces así nos lo hace sentir. Es muy habitual que ella esté manteniendo una conversación con uno de los dos hombres de la casa y que, cuando la malicia se cruza por su mente, haya un pequeño cambio en cómo están posicionados para que su compañero no proyecte sombra sobre su rostro y se pueda iluminar su mirada. Es un erotismo que funciona super bien. Es descarada, quizás demasiado evidente visto hoy en día, pero el morbo se mantiene. La manera en la que se sienta en la proa de la barca esperando a su amante podría escandalizar a cualquiera.

En la escena de la tortura a Marte, la bruja, vemos un tribunal tan inquisitivo como el de Juana de Arco. Disfruta y mira atentamente la situación. Me gusta cómo está iluminada la escena, de frente al tribunal, permitiendo que sus figuras proyecten sombras sobre las desnudas paredes. Cuando al fin arde en la hoguera tenemos una imagen con mucha menos violencia que la de Juana, pero mucho más icónica. Lo digo porque cae a la hoguera desde lo alto de la escalera en la que está atada. No tenemos una escena en la que vaya creciendo la tensión. Sólo jura vengarse a Absalon y un grito desgarrado y sucio por saturar el sonido acompaña su breve caída hasta las llamas. Unas llamas ya en su esplendor y sobre las que cae de frente.

Me gusta cómo la bruja que ha rechazado a Dios y se ha entregado al diablo lo que más desea es vivir. No le importa el cielo o el infierno del que tanto hablan los clérigos. Ella tiene una actitud tremendamente vitalista.

Me llama la atención que en España se haya traducido el título al latín mientras que en su versión original el título está en danés. En este día de ira, la próxima que va a sufrir la condena de Dios es Anne. Supongo que la película considera que sus motivos son suficientemente nobles y se evita mostrar su pena de muerte. Quien ha actuado mal es su esposo mucho mayor que ella, impotente, que ha robado su juventud. Ella para recuperar el tiempo perdido adopta fervorosamente a su hijastro, de su misma edad. El hecho es que su esposo es tan mayor, que me cuesta asumir que esa señora de gorro con ridículas orejeras sea su madre y no su hermana.

Le película termina con el plano de una brumosa silueta de una cruz cristiana con un tejado encima, un símbolo que no he sido capaz de rastrear, y con el que se abre “Lux Æterna (2020)” de Gaspar Noé.


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