viernes, 13 de octubre de 2023

ARAÑA SAGRADA

Dir.: Ali Abbasi
2022
117 min.

Es bastante pornográfica. Con explicitud se nos obliga a despreciar al protagonista y con explicitud se da muerte al villano. Así todo el odio que hemos acumulado hacia él será visceralmente satisfecho al hacerle colgar de la horca. Incluso se fomenta el disfrute de la venganza al hacer creer al protagonista que se va a salvar. Cree que Dios está de su parte y que no permitirá que nada malo le suceda.

La primera prostituta a la que vemos asesinada yace en el suelo con los ojos inyectados en sangre tras haber muerto de asfixia. Y esto se superará con el asesinato y reasesinato de una mujer más fuerte de lo que este hombre se esperaba. Una mujer que ríe en el suelo con la cara ensangrentada y la mandíbula destrozada.

El argumento es bastante sencillo. Pero la situación que se nos muestra es tan indignante que vemos toda la historia sin pestañear. Hasta el momento de la detención la película apenas baja de intensidad. La luz de las calles es bastante artificial y abigarrada. Toda esta primera parte va como un tiro. Y el cénit es maravilloso. Rahimi, la protagonista interpretada por Zar Amir Ebrahimi es un personaje de gran decisión. Inteligente. No se deja llevar por una rebeldía estúpida ante un sistema tremendamente injusto pero que goza de gran apoyo popular. Me gusta su ligera irreverencia mostrando más cabello del que corresponde.

Resulta llamativa la confianza que tiene el hombre y su familia gracias al apoyo de las masas. Están convencidos de que en periodo electoral el poder no permitirá que una persona tan querida por la gente por limpiar las calles vaya a la cárcel. Creo que en general el equilibrio entre la repudia a las prostitutas y el cumplimiento de la ley por parte de las autoridades es bueno. Al poder judicial no le gusta que la prensa ande husmeando, pero no duda a la hora de imponerle varias penas de muerte. De igual modo el jefe de la policía repudia las actitudes de mujer moderna de Rahimi, pero acudirá a llevarse al sospechoso tras dar con su paradero. Y es que me temía que la película fuera una frustración constante en la que una burocracia excesivamente corrupta impusiera su moralidad a la pareja de protagonistas sin dejarles mucha más opción que observar y sufrir.

Me gusta que el detonante de su actividad delictiva sea lo decepcionante por su paso por la Guerra. Lamenta no ser un mártir y se decide a matar prostitutas por hacer un servicio a Dios. Me gusta que se muestre cómo el heroísmo bélico, cuando no se traduce en la gloriosa entrega que él esperaba, se convierte en frustración. También hay en juego una hombría. Cuando termina en la cárcel el hijo es el hombre de la casa. Se muestra orgulloso de la labor de su padre y, a pesar de ser inmaduro en todos los sentidos, parece henchido al relatar el modus operandi de su padre.


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