viernes, 22 de noviembre de 2024

RUBBER

Dir.: Quentin Dupieux
2010
78 min.

Le encanta mostrar el artificio una y otra vez. En ese sentido me recordaba a Leos Carax. Casi pide permiso para arrancar la trama como se hace en el número inicial de “Annette (2021)”. Es cierto que el discurso inaugural es más valioso por la ruptura de la cuarta pared más que por el alegato que tenga que hacer. Se niega a darnos explicaciones de lo que vamos a ver en los siguientes minutos. Lo cierto es que el resultado de la trama es suficientemente solvente como para que pudiera haber tirado sin más red de seguridad. No creo que la propuesta de la trama sea tan radical como para que nosotros nos sintamos perdidos. Es conocido que George A. Romero entra en la acción de “La noche de los muertos vivientes (1968)” sin pararse a dar explicaciones a nadie. Si aquella película la gente la ve hoy en día sin necesidad de que nadie nos la explique, creo que la trama de “Rubber” también se puede seguir sin que nos lleven de la mano.

Pero supongo que es tal la parafernalia que monta para permitirse tener comentadores de la película, que podemos elogiar que esté bien escondido el truco. Es decir: no hacía ninguna falta que alguien dijera en voz alta que la rueda asesina a sus víctimas por medio de telequinesis; pero, ya que se dice, es tan enrevesada la manera de procurarse una voz extradiegética, que resulta loable.

La historia de la rueda es sólida sí, pero juega con la ventaja de que la película es breve. Si además descontamos el tiempo que se dedica a trastear con los distintos niveles de realidad, la cantidad de minutos que hay que dedicar a la trama de la rueda, es mucho inferior. De nuevo, otro truco del director para ponérselo más fácil a la trama principal que queda escondido detrás del juego metanarrativo.

La primera vez que siento genuina admiración con la película es cuando veo los planos de la rueda moviéndose. El efecto es una maravilla. Al principio se cae cada pocos metros. Después tenemos una serie de planos, no muy largos, que nos muestran que ha aprendido a moverse de forma continua. Como no es capaz de sostener esa imagen mucho tiempo me genera un poco de escepticismo: sólo han sido capaces de hacerla rodar lo que rodaría de forma natural y el resto de la magia se produce en el montaje. Pero nada más lejos de la realidad. Esa rueda se detendrá, girará. Beberá de un charco (aquí, sí, probablemente manipulada por un titiritero fuera de cuadro).

Entre los personajes humanos hay un tipo particularmente curioso. Es algo así como el mayordomo de un ser todopoderoso que manipula la situación a su antojo. Lo curioso es que en los títulos de crédito aparece como contable. Este hombre tiene aspecto de Joaquín Reyes con un maquillaje absurdo. En general mantiene una actitud sosa. Pero cuando debe transformarse por unos segundos en alguien histriónico, al descubrir que ha comido alimentos envenenados, el resultado es bastante acorde con su personaje.

El sheriff que nos desafía como espectadores al inicio de la película tendrá una decadencia. De ser alguien por encima del bien y del mal por ser consciente de que pertenece a una ficción pasa a comportarse como un pelele perdido porque se han acabado las páginas del guión que debe seguir.

En este impasse tenemos que presenciar al típico adulto que no cree el testimonio de un niño que es el primer testigo del hecho sobrenatural. Este es mi tropo más odiado. Por suerte se ve interrumpido por el juego meta. Hablemos por cierto de este niño. Tiene un gesto siempre torcido por el sol. Un peinado salido de sabe Dios qué época y mismamente sus movimientos corporales son peculiares. Me recuerda al niño protagonista de “Monster House (2006)”.

La estética de la película a veces se acerca mucho a lo amateur. Lo digo sobre todo por la iluminación de las escenas a plena luz del día. Mientras que la fotografía poco saturada consigue unas imágenes que aprovechan muy bien los colores crepusculares del cielo del desierto, cuando por el contrario, los policías discuten a plena luz del día todo está quemado y parece que se salvan los muebles en posproducción tocando la fotografía.


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