viernes, 19 de marzo de 2021

ROJO OSCURO

Dir.: Dario Argento
1975
100 min.

Una película policiaca de Dario Argento. No es exactamente policiaca porque el protagonista no es un policía pero se lleva a cabo una investigación propia del género. Si la película fuera americana diríamos que es cine negro, pero el amarillo del cine italiano es tan intenso que no me siento cómodo con este calificativo.

Mencionaré una única vez que la versión italiana de la película es un doblaje. Aunque la película se desarrolle en Roma y se lean cosas en italiano los actores hablan en inglés. Para el doblaje la mayoría de los actores se doblan a sí mismos. Es particularmente llamativo el caso de un detective que sospecha que el protagonista pudo ser el autor del asesinato y le interroga mientras come un sándwich. Es hipnótico cómo salen las palabras de una boca llena de pan.

La música juega un papel fundamental. No me refiero sólo a la melodía infantil que aparece cuando el asesino va a matar. Me recuerda un poco a “Arriba l’alba a Sant Petersburg”. Me refiero al riff de bajo que se repite con un obstinato implacable. La tensión la crea con la repetición ya que no es una melodía especialmente tétrica. Parece que en cualquier momento vamos a escuchar la voz de Mike Oldfield anunciando: Grand piano. Pero esta no es la única música. De hecho la más arrolladora es un tema que empieza con un sintetizador afiladísimo, agudizándose por momentos y con glissandos sin ningún tipo de mesura. Un tema con tintes de rock progresivos. El tema va creciendo hasta que se agrega el Hammond que convierte el tema en un muro de sonido que da gran importancia a todo lo que ocurra en la escena. Ambas músicas se combinan a la perfección para crear la escena en la que el protagonista descalcifica la pared para desvelar un dibujo de un niño delante de su padre apuñalado.

La película tiene todos los elementos sangrientos de Argento pero no multitud de ellos. El primer asesinato donde una mujer muere al clavarse los trocitos de cristal de su ventana rota es suficiente para que recibamos nuestra ración de sanguinolencia. Tenemos también el degüello de la asesina con su propio collar que perpetra la maquinaria de un ascensor. Es precioso el asesinato de una mujer a la cuál matan por abrasarle la cara en una bañera de agua muy caliente. Las quemaduras aparecen como pegotes de silicona sin ningún tipo de tapujos.

Nos gusta mucho el ojo del asesino como una de las pocas pistas que tenemos para identificarlo. Hay muchos personajes con el ojo con rímel que se postulan como sospechosos. En especial, en el exordio del asesinato de la bañera, aparece el ojo blanquísimo de dentro de un armario negrísimo en un truco muy evidente pero tremendamente poderoso. Es de los pocos sustos que tiene la película y ¡vaya si funciona! Hay también una decisión maravillosa cuando el asesino va a un baño deprimente, con un espejo opaco donde nada se refleja. La cámara se mueve de una manera muy original. El asesino se queda a las puertas de unos baños. Si hubiera entrado, sabríamos su es hombre o mujer. Pero Argento planta la cámara sin pasarla a ninguna de las puertas y se ríe en nuestra cara por su habilidad para ocultar información.

La película es capaz de narrar con muchos elementos. Con un simple movimiento de cámara muy suave somos capaces de detectar que el asesino está en la casa todavía y, aunque nunca se nos cuente explícitamente, sabemos que ese personaje iba a morir. Del mismo modo en un asesinato ejecutado sin ninguna lógica se nos hace creer que el asesino va a entrar por una puerta. Lo que ocurre en realidad es que un muñeco mecánico aparece del armario de al lado, convenientemente falto de iluminación, y se acerca velozmente hacia la cámara consiguiendo un susto prolongado por varios segundos. Nos gusta mucho también el sonido de la goma del chubasquero para advertir que el asesino se acerca.

Nos gusta la inocencia con la que se introduce el elemento del niño ahorcado como late motiv. En este sentido señalar también la multitud de cortes que el asesino es capaz de asestar en muy poco tiempo y el precioso rojo que Argento quiere que pensemos que es sangre. Como a Dario Argento le debemos tanto le concedemos esa minucia.

Nos gusta mucho, mucho la reconstrucción del bar de Hopper al lado de la monumental fuente romana donde se perpetra el asesinato. No es tan impresionante como el asesinato de la escultura del grifo en “Suspiria”, pero riman ambas escenas. Es una maravilla ese pianista alcohólico exageradísimo de por sí y completamente inverosímil por su doblaje. Hay que decir que hay una construcción de este personaje un poco homófoba. Él es alcohólico y después descubrimos que es porque ha tenido una infancia traumática. Sabemos más adelante que le gustan las relaciones homosexuales. La película presenta ambos hechos como igual de graves. De hecho insinúa que la homosexualidad la provoca una infancia traumática.

Es muy llamativa la protagonista femenina. Empoderada, libre sexualmente y con mucho poder de decisión. Es cierto que la película la sitúa como un poco alocada. Aun así es un personaje poderoso. No me resulta fácil interpretar la imagen en la que el hombre viaja en el Fiat viejo varios palmos por debajo de la mujer. Sobre todo teniendo en cuenta que la mujer, por atreverse a investigar, recibe una puñalada.


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