viernes, 22 de octubre de 2021

CARRETERA PERDIDA

Dir.: David Lynch
1997
134 min.

La primera vez que vi esta película toda su primera parte me dio un miedo tremendo. En un segundo visionado, sabiendo que de las infinitas sombras de la casa no va a aparecer nada, este miedo se diluye. Igualmente la cortina roja al final del pasillo genera la misma incomodidad. Es especialmente potente el plano, que prácticamente está dividido en dos, de la habitación amarilla a un lado y el pasillo oscuro al otro. La mujer, Rene, mira la total oscuridad, esperando a que aparezca de ella su marido. Pero nadie sale de ahí. Es todo negrura.

La casa es bastante desasosegante. Las paredes de un color muy pardo. Feo. Poquísimos muebles. Por fuera no es mucho mejor. Todos los muros grises. Un ventanal y por lo demás ventanas verticales finísimas. Además la televisión está en un rincón muy extraño, como alejada de todo. Un lugar perturbador desde luego.

Es muy difícil seguir toda la película. Después de haber visto todas las películas de Lynch sí reconocemos lugares comunes. No sólo eso, sino además elementos que nos ayudan a ubicarla. En esta película se lleva al extremo este juego que le gusta a Lynch de la dualidad de personas. El protagonista dice querer recordar las cosas a su manera. Así decide olvidar el asesinato de su mujer. Del mismo modo que el segundo protagonista decide olvidarse de cómo mató al hombre que mantenía a su amante.

Ambas historias se concitan en la cabaña donde vive el hombre sin cejas. Quien en los créditos aparece reflejado como hombre misterioso. Lo que ocurre alrededor de este lugar nunca está claro. El caso es que el hombre misterioso es evidentemente un símbolo de violencia, de crimen. Es amigo del tipo rico. Un hombre que actúa muy parecido a Robet deNiro en su etapa más madura. Esas sonrisas constantes, esos ojos pequeños y esa mandíbula que se tuerce a cada rato.

La mujer, como muchas veces en el cine de Lynch aparece como objeto de deseo. Siempre que aparece en escena la película se vuelca con ella. Prácticamente olvida todo lo demás y se centra en observarla. En particular sus momentos más sensuales nos los dan las conversaciones por teléfono. Susurros mientras mueve muy ligeramente los labios pintados. Así por ejemplo cuando la mujer baja los escalones de su casa, está con bata de una tela finísima nada debajo y unos taconazos.

Los celos e infidelidades ya sabemos que están entre los temas favoritos de Lynch. En este caso muestran cómo una misma situación puede acabar de dos formas distintas. Ambas historias hablan entre sí. En ambos casos hay un asunto de celos de hecho por la misma mujer. El chico joven apaga la radio al escuchar las terribles notas que salen del saxofonista asesino. Él es con quien la mujer está siendo infiel y mata al hombre rico. En la otra historia el marido de la mujer mata a la propia mujer. El presunto “otro hombre” no muere asesinado por el marido, sino por el chico joven.

Otro gran asunto de Lynch que aparece de forma muy presente en esta película es la electricidad. En cuanto el pasillo del motel se deforma vemos relámpagos por todas partes. Al mecánico le sangra la nariz. Tiene visiones… Esta parte no me interesa demasiado, es la parte ambientada con música de Rammstein y Marilyn Manson.


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