viernes, 27 de septiembre de 2019

FASTER, PUSSYCAT! KILL! KILL!

Dir.: Russ Meyer
1965
83 min.

De los tres pilares que sustentan una película según Russ Meyer algunos están más firmes que otros. Al principio de la peli vemos que hay una afición por los coches y la velocidad. Pero la escena es lamentable. Ni siquiera es algo desmedido. La curiosidad que nos produce ver a las actrices en los coches evidentemente parados fingiendo que van a velocidades estratosféricas no dura mucho. Siempre que vemos los coches corriendo tenemos la sensación de estar viendo el mismo plano. Lo que más llama la atención de esta escena es el polvo y el ruido, ambos completamente naturales.

La primera escena donde vemos la representación arcaica de la mujer como objeto de deseo es una pelea entre las dos secuaces de Tura Satana. La verdad es que es tan gratuita como yo habría esperado. Pero la falta de habilidad de las actrices la convierten en algo muy descafeinado. Sin embargo el escándalo no tarda demasiado en aparecer. Una niña con unas tetas desproporcionadas con su cara infantil entra en escena diciendo ¿Estáis hablando de mi cuerpo?. Siempre que está en cámara me produce cierto desasosiego. ¡Su cara es realmente infantil para ser un objeto de deseo! Es increíble la facilidad que tienen para drogarla a conveniencia del guión.

El primer asesinato se produce con una violencia muy gratuita. No me refiero a su explicitud, sino a que nada explica que decidan matar a ese hombre. Aquí vemos por primera vez el poderío de Tura Satana. Su gran tamaño en todos los sentidos llena la pantalla de forma indiscutible. El problema es que lo hace con un personaje que bien podría haber pertenecido a Clint Eastwood.

La historia que esto desata interesa muy poco. El único momento en el que sentimos que la niña puede estar en peligro es cuando el padre parapléjico se arrastra jadeando por el polvo mientas Vegetal (un autista musculoso) la intenta forzar. Es asco que produce es realmente impresionante. En general la familia de rednecks produce un rechazo bastante conseguido. Incluido el hijo mayor, quien se supone que es positivo, por tener un ligero parecido a Norman Bates. El momento del padre hablando del tren como un fantasma del pasado es genial.

Ni siquiera la violencia de asesinatos donde todos los que han obrado mal mueren no es demasiado memorable. Es gracioso por lo exagerado. Ver a Vegetal volar tras semejante atropello y que aún tenga fuerza para sujetar el deportivo de Tura sí es divertido. La muerte de la chica italiana está bien aunque se aguanta demasiado una intriga que no existe. Al menos el final no se decide hasta el último momento. Resulta un poco decepcionante ya que al cine le gusta demasiado que las películas acaben bien y hacen que quien ha obrado mal reciba un castigo.

De las tres protagonistas la que tiene mejor papel es Lori Williams, la chica rubia. Las otras dos destacan exclusivamente por su físico. Siendo justos, la italiana destaca por su nula habilidad interpretativa. El caso es que todo lo que hay en la chica rubia es sensualidad. De manera enormemente descarada su paso es serpenteante y sufrimos un poco porque sus caderas puedan partir su columna. Verla andar en cualquier momento es un espectáculo.

No quiero dejar de recordar la maravillosa escena en la gasolinera. Ese hombre con los ojos desorbitados ante tales clientas no tiene el efecto cómico que hace años por lo rancio. Sin embargo su actuación no deja de ser hipnótica.

Es cierto que la película tiene una protagonista de enorme poderío. Pero el mensaje que transmite es profundamente machista. La voz en off ya avisa de que el pecado y la violencia se encuentra en la mujer. Puede estar en su secretaria. Enfoque absoluto hacia el hombre.


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