sábado, 14 de septiembre de 2019

007 CONTRA EL DR. NO

Dir.: Terence Young
1962
111 min.

Nunca había visto una película entera de 007. Conocía escenas sueltas como él evitando que se estrelle un avión de pasajeros a una distancia ridícula del suelo. También conocía el habitual traje y su afición por las mujeres, todos elementos muy ricos para la parodia. Al comenzar la película vemos el típico plano de James Bond disparando a alguien que le está apuntando. Después unos títulos de crédito llenos de puntitos y colorines. Los años 60 nos gritan en la cara. Esto me pone contento porque me parece una premonición de una película sin ningún tipo de complejos por su género ni su época. Esta ilusión dura poco.

El primer asesinato de la peli es genial. Tres ciegos cuya silueta hemos conocido en los títulos de crédito con muchos colorines resultan ser asesinos profesionales y matan a un hombre cuyo cadáver meten de inmediato en un coche fúnebre.

La primera aparición de James Bond es jugando a las cartas mientras seduce a la mujer que va a ganar. Esto era la clase de cosa que me esperaba del personaje, pero realmente es lo único que nos da la peli. No hay grandes escenas para él. Solo es un espía que es bueno en su trabajo. Pero todas sus habilidades parece haberlas obtenido de llevar mucho tiempo en el negocio. No hay nada que le haga parecer superior a otros espías.

Por ejemplo cuando está intentando obtener información de un falso chofer, él pide permiso a James Bond para fumar. El cigarrillo resulta que era una bala de cianuro y se suicida para no dar información. Es algo que en cierta medida resulta hasta previsible. James Bond da señales de saber mucho más que eso. No parece muy coherente que se le engañe con un truco tan tonto.

Sí consigue la película la sensación de que no se puede fiar de nadie. Pero hay antagonistas que solo aparecen de pasada. Sí hay mucha gente que intenta hacerle daño, pero es muy raro que tengamos la sensación de que está en peligro realmente. Supongo que esta impunidad nos llega por culpa de su actitud constante de que no está ocurriendo nada.

El machismo de la película era esperado y aún así resulta en ocasiones escandaloso. La chica solo aparece cuando Bond no tiene trabajo que hacer. Aunque le encanten las mujeres debe atender antes el trabajo. Ella aparece siempre como una distracción. Nunca hace nada a favor de la trama ni se espera que lo haga.

De la guarida del malo hay cosas que nos gustan pero la verdad es que es muy poco impresionante. Por ejemplo nos gusta que esté bajo tierra y que aún así las habitaciones parezcan de un hotel de lujo. Nos gusta que tenga un cristal convexo para ver a las pirañas del mar como peces gigantes. Nos gusta que, por el pasado Chino del Dr. No, James bond lleve una mezcla de camisa Mao y traje americano. Nos gustan por supuesto los trajes anti-radiación que perecen un recipiente para el microondas. Pero estos son detalles que permiten disfrutar la peli, no la hacen grande. La explosión del final que iba a destruir la isla es tremendamente decepcionante. Es todo fuego y nunca se ve nada roto, no se ve nada explotar.

Me ha sorprendido también que Bond no usara aparatos de última tecnología. Pensé que era una característica de todas las películas.

Dado que James Bond no da lugar a grandes interpretaciones por su cara de impasibilidad, necesita que los actores que los encarnan sean gigantes. Que tengan una presencia imponente. La primera vez que vemos a Sean Connery nos llama más la atención su traje que él. Esto es especialmente grave porque la película ha esperado mucho antes de mostrárnoslo. Han pasado varias escenas antes de que él participe en alguna e, incluso dentro de su escena, se mantiene la acción un rato antes de mostrárnoslo. La película prepara una entrada triunfal para él, pero Connery no llena el plano.

Estilísticamente llama la atención la torpeza con la que se dosifica la información. En especial hay una conversación con las últimas personas que vieron a una persona asesinada en la que apenas se comparten diez frases. De esas diez solo se necesita una frase para que James Bond pueda hacer referencia a ella más adelante para indicar que ha averiguado quién es el malo. Es un diálogo en el que la trama no avanza y, como tal, parece estar introducido en algún momento aleatorio del metraje.


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