sábado, 28 de septiembre de 2019

LAS AVENTURAS DEL PRÍNCIPE ACHMED

Dir.: Lotte Reiniger
1926
65 min.

La idea de una película con siluetas suena muy bien. A la vez invoca muchos temores de cosas que puedan salir mal: figuras poco creíbles, movimientos ortopédicos, falta de claridad en las figuras por sobrecargar la imagen, descuido de la trama en virtud de la rareza de la película… Puedo decir con rotundidad que nada de esto ocurre. Los movimientos que son capaces de crear los vemos al principio cuando se nos presenta al hechicero de africano. Sus movimientos son preciosos, su esqueleto visible, y su diseño enormemente eficaz. Tiene una escena en exclusiva para exhibir el diseño del personaje y es de lo mejor que tiene la película. Por supuesto es algo posible gracias a la animación. Lo he vivido hoy con la misma fascinación con la que de niño veía a los hechiceros de “El príncipe de Egipto”.

La primera vez que vemos al protagonista vemos una silueta humana perfecta. Con la precisión en las formas de una sombra real pero con el perfilado de un recortable. Es una figura preciosa. Sin embargo el sumun de la representación de la anatomía la tenemos en la princesa Peri Banu. Da igual cuántas telas finas se ponga siempre se puede apreciar su finísima silueta. El padre del príncipe Achmed también tiene un diseño muy realista. En este caso llama bastante la atención porque no es uno de los personajes que más peso tiene en la historia.

Con respecto a la historia se desarrolla según lo esperado. No hay grandes sorpresas. Es un cuento en todos los sentidos. La mayor demostración de esto es el momento en el que los intertítulos dicen. La puerta sólo se abrirá con la lámpara de Aladino. Lo siguiente que vemos es al príncipe salvando a un muchacho de una suerte de elefante con plumas. Por supuesto, este muchacho era Aladino.

El final está estupendamente resuelto. El castillo flotante aparece casi como un cameo. Durante toda la película hemos visto referencias constantes a “Las mil y una noches”. El castillo acude al rescate de los protagonistas como el elemento que faltaba. Por otro lado uno de los capítulos más icónicos de la tradición narrativa oriental.

Viendo cine mudo muchas veces tengo la intriga de cuál sería realmente el tono que la obra pretende transmitir. La escena de harem en mi pase ha resultado una comedia. Pero pudiera ser que, sobre todo hace años, aquello fuera una escena trepidante. De igual modo, el hechicero podría haber sido un personaje mucho más terrorífico que en mi visionado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario