viernes, 31 de enero de 2020

1917

Dir.: Sam Mendes
2019
119 min.

Película grabada en plano secuencia. Vamos a hablar de esto rápido para que no parezca lo más importante de la película. Y vamos a hablar de “Birdman”. Se ha dicho mucho que en esta película el plano secuencia está mucho más justificado que en aquella. No sé cuánto se puede justificar un plano secuencia de dos horas. Personalmente creo que poco. La naturaleza de un plano secuencia así no puede ser otra que la de lucimiento. Y, desde luego “Birdman” era una película por y para el lucimiento. No así esta. Esta película trabaja mucho la ambientación y el clima. El plano secuencia a veces ayuda y otras molesta enormemente. Por supuesto el camino de la primera escena por las trincheras no necesita que venga yo a darle la altura que se ha ganado por méritos propios. Necesita el plano secuencia. Es casi magia verlo funcionar como funciona. Es estupendo. Ni una pega. Sin embargo hay situaciones mucho más pausadas, por ejemplo la escena con la mujer francesa, donde no hacía ninguna falta y, de hecho se ve bastante forzado.

Al cine actual se le critica muchas veces que no es capaz de sostener un plano más allá de tres o cuatro segundos. ¿Seré capaz yo de repetir esta crítica en una película con un plano de dos horas? Sí. Evidentemente no hay los cortes rapidísimos, pero esencialmente hay la misma fobia a mantener el foco de atención. No dejan de aparecer unidades de información. No se puede permitir que veamos simplemente cómo nuestros dos protagonistas cruzan un lago. Tenemos que además cruzarnos con un cuervo sobre un cadáver, con moscas. En “Birdman” la cámara estaba enormemente presente. Aquí hay un ambiente muy bien construido que, por detalles como este, se rompe. Del mismo modo que la mano desgarrada por una alambrada. No voy a decir que sobre. Pero desde luego es un truco efectista, a su favor diré que es enormemente efectivo.

A esta peli le faltan un par de millones más. En concreto podrían haber metido más dinero al CGI. No hay quien se trague las ratas en las trincheras alemanas. Son enormemente falsas. Y no se puede pasar por alto porque son cruciales para la historia. Tienen un aspecto absurdo y unos movimientos absurdos. En la escena de las trincheras alemanas pasan muchas cosas. Para empezar una iluminación que no podemos pasar por alto. No sé aún si me gusta. Da el aspecto de un videojuego. No podemos evitar pensar cómo está funcionando el truco de magia. Las literas están llenas de detalles. De nuevo lo que decía: la película no puede pasar ni tres segundos sin aportar información nueva.

Hablemos ahora de la muerte del compañero. Es impresionante ver el cambio de color del moribundo. Aunque para disfrutarla tenemos que olvidarnos del fuego en segundo término por ordenador que no terminamos de creernos. La forma en la que hemos llegado a ese punto tampoco nos la creemos mucho. Y tenemos que soportar una elipsis temporal dentro del plano secuencia. Algo que se entiende muy mal. No está nada claro cuánto tiempo pasa nuestro protagonista con el cadáver de su amigo entre sus brazos hasta que la escena se llena de soldados ingleses. Después nos metemos en una camioneta que, como no puede haber elipsis temporales en un plano secuencia sólo le ayuda a avanzar un par de kilómetros como mucho.

Me ha gustado mucho la aparición de Benedict Cumberbatch. Me ha gustado la aparición de Wayfaring Stranger. Me han gustado las referencias a “Senderos de gloria”. No me han gustado tanto las resonancias a “Salvar al Soldado Ryan”.


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