viernes, 16 de abril de 2021

MEDIANOCHE EN PARÍS

Dir.: Woody Allen
2011
96 min.

Argumentalmente es la más original de estas películas últimas de Woody Allen. A pesar de eso se mantiene en las mismas temáticas de siempre. Quizás en este caso se expliciten más las relaciones que se consideran deseables. En este caso el encargado de representar el intelectual atormentado es Owen Wilson. Lo hace bien, vemos el sempiterno personaje de Woody Allen, pero el actor tiene suficiente personalidad como para que no parezca una caricatura.

En esta ocasión tratamos el tema de que todo tiempo pasado fue mejor. No sólo eso, además está el no tan falaz aforismo de que todo tiempo europeo es mejor que cualquiera estadounidense. Woody Allen se enamora de los años 20 parisinos y los parisinos de aquella época se enamoran de finales del Siglo XIX y ésos del Renacimiento… Se efectúan viajes en el tiempo que de momento ya es algo inesperado en las películas de Allen. Esto es algo que resuena en cierta manera con los viajes entre clásicos del cine de “Rifkin's Festival”.

La presentación del argumento conlleva este juego en el que el protagonista se asombra por un hecho sobrenatural. Esto nos da un par de secuencias donde tiene que asumir lo que esta viviendo y nos produce muchísima pereza. Se da la curiosa situación de que alucina al enterarse de que está viajando a los años 20 parisinos pero después asume como normal que, dado que está con la intelectualidad de entonces, se pueda encontrar con Dalí o Buñuel.

Tenemos todos los elementos de las películas de Woody Allen de esta época: una ciudad a la que rendir culto, lluvia como sumun estético, un pedante que le roba a su chica, una chica cultísima que sustituye a su actual pareja… Con estas premisas la relación que mantuvo con su hijastra debió ser como dos cerebros teniendo sexo… Probablemente estas obras sean un refugio para él donde la burguesía puede vivir prácticamente de cultura. Vive a caballo entre Manhattan y Europa porque el dinero les permite vivir donde sea y visitar todos los restaurantes de la última ciudad de la que se hayan enamorado.

Quizás por cercanía el personaje de la cultura que más resalta es Dalí interpretado con bastante mesura por Adrien Brody. Resulta por lo menos curioso que para el póster se haya recurrido a la noche de Van Gogh. Es un poco cansino el doradísimo que inunda las escenas propias de edades de oro varias.


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