viernes, 4 de junio de 2021

NADIE HABLARÁ DE NOSOTRAS CUANDO HAYAMOS MUERTO

Dir.: Agustín Díaz Yanes
1995
99 min.

No temáticamente, pero argumentalmente recuerda a una película de los Coen. La trama la protagonizan mafiosos y sus conflictos son entre ellos. De hecho los conflictos siempre se los provocan a sí mismos. Así la protagonista fracasa estrepitosamente intentando robar dinero de narcotráfico y el antagonista principal tiene una crisis de fe ante quizás el asesinato más importante de su vida.

A la protagonista la tutela Pilar Bardem. Interpreta a una roja que pasó varios años presa en la dictadura, por supuesto maestra. No hay muchos oficios más disponibles para la militancia de la izquierda española en el cine. Se celebra la fortaleza de la izquierda frente a las torturas policiales. La protagonista aprende de ella a hablar de cualquier cosa, pero nunca revelar información durante las torturas. En el caso de ella, incluso aunque te claven un sacacorchos en la rodilla.

Viven en Vallecas, en el Cerro del Tío Pío. Lo cierto es que el cine madrileño siempre ha tratado muy bien a esta ciudad. Hoy en día estamos más acostumbrados a ver el cine ubicado en Malasaña, pero muchos barrios han recibido bastante mimo del cine.

La película no tiene tanto un mensaje político como social. Así se nos muestra una imagen de madre e hijo muertos. Cubriendo el ataúd de una, la bandera comunista; sobre el otro ataúd, un capote de torero. Es bonita la imagen de la habitación austera donde yace el torero en coma. Al abrir el armario se ve un trocito del traje de luces, llamativo como es. También es llamativa la escena donde la protagonista, borracha, explica a un vecino suyo cómo se lleva el capote de torero. Como un tuno no.

La protagonista se ve relacionada con la mafia mexicana por culpa de su alcoholismo. Con el coma de su marido ella empieza a beber. Pero no bebe por que se haya quedado en coma, sino porque ya no son ricos. Ella llora varias veces a lo largo de la película porque le falta dinero. Nunca por todos sus otros problemas. El caso es que en México no ve otra salida que trabajar de prostituta. Al ser contratada por unos mafiosos y ser descubierta por la policía es deportada a España pero se trae consigo información acerca de dónde está escondido el dinero que los narcotraficantes blanquean en España. Como digo, es un guión que recuerda a la clase de casualidades que ocurren con los Coen.

La escena inicial, la de la matanza tiene un estilo que se aleja mucho de lo que acostumbra en cine español. Para empezar es una escena de acción como pocas. Quizás si la película fuera estadounidense, nos resultaría mediocre. Pero se agradece ver algo así rodado en español. La muerte final está muy bien hecha. Al moribundo en el suelo le brota sangre de la herida de bala que tiene en el muslo. Se muere muy bien muerto. A sus temblores se le añade un ventilador, que proyecta sombras que añaden ruido a la imagen.

Conocemos aquí a varios villanos de los que sólo quedará uno, Federico Luppi. El más profesional de todos. Quizás por eso da mucha rabia que después se vea envuelto en esos problemas religiosos que le hacen fracasar. Pero su actuación es muy buena. Tiene muy buena planta y le quedan sorprendentemente bien los trajes blancos.

El tema del alcoholismo, como acostumbra el cine, no es nada agradable de ver. Siempre vemos a una persona impedida, con gente a su alrededor que no sabe muy bien cómo comportarse. El asunto es que sin el alcohol la protagonista ya tendría suficientes problemas. Nos da bastante rabia ver esto.

Cada vez que ella se emborracha suena un saxofón. Tópica vinculación. Pero la música en general funciona bien. Tenemos por ejemplo la llegada a España de la protagonista con trompetas sintetizadas, bajo eléctrico…. Una música a todo trapo mientras se ven Las Ventas. Igualmente tenemos ese efecto de sonido con el momento del sacacorchos. Es una escena muy fuerte y la acompañan unas guitarras distorsionadísimas.


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