viernes, 5 de agosto de 2022

LA TIENDA EN LA CALLE MAYOR

Dir.: Ján Kadár
1965
121 min.

Toda la parte de en medio, la más estrictamente cómica es la que menos me interesa. No llega a ser divertida y el personaje protagonista representa un arquetipo que hemos visto muchas veces y que no muestra nada más de lo que esperaríamos de él. Lo hemos visto en todo tipo de películas además. Produce poco más que una sonrisa el hecho de que el arianizador que debía quitarle la tienda a la anciana señora Lautmann se vea forzado a trabajar como su empleado porque no es capaz de llevar la tienda.

La propuesta fuerte de la película sí me resulta muy interesante. Muestra el comportamiento que podemos esperar de un ario que está en contra de la ocupación nazi. Me gusta mucho más este relato que la visión heroica de “La lista de Schindler”. La escena que resume su relación con el régimen es cuando le visita en su casa su cuñado. El cuñado es nazi y, como tal, tiene acceso a ciertos lujos. El hombre, vago como corresponde a su estereotipo, hace lo que puede para poder mantenerse y si eso significa que acepte los regalos nazis, él lo hará.

La gran escena de la película es la final. Cuando el protagonista y la señora Lautmann están encerrados en la tienda un sábado que las tropas nazis están llevándose a los judíos. Aquí es donde la película explota y donde se muestran las reacciones más interesantes. Cómo el tipo, que tiene un trato amigable con los vecinos y de enfrentamiento con los nazis actuará como le dicten sus tripas. Cuando tenga miedo querrá entregar a la mujer a los militares. Cuando lo vea posible, la protege. Es una visión donde todos los que no se enfrentaron a la ocupación cargan con la culpa del holocausto.

Para mi gusto se abusa del alcohol. No me gusta que cada vez que el hombre deba hacer frente al nazismo esté borracho. Hace que todas las escenas de tensión, en las que la situación se va de quicio, en las que triunfa el irracionalismo nazi, se vuelvan algo melodramáticas. Puedo entender el mensaje de que no hay quien comprenda las ideas nazis, pero estéticamente es muy feo. En este sentido es mucho más poderosa la actitud de la anciana, que cuando ve cómo tratan los nazis a los judíos dice que no entiende nada. El paralelismo con algunos ancianos y su actitud ante la pandemia actual es salvaje.

Una gran intervención es la de un barbero que asegura no estar asombrado de que les echen de sus ciudades. El protagonista se asombra porque es la primera vez que tan salvajemente se ve hasta dónde puede llegar el nazismo. Sin embargo en la comunidad judía llevaban mucho tiempo viendo los pasos que iba tomando.


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