viernes, 19 de mayo de 2023

ASEDIO

Dir.: Miguel Ángel Vivas
2023
99 min.

La protagonista es policía. Los antidisturbios son seres violentos. Cuando van enfundados en sus uniformes agreden a todo lo que se les cruza. Si les arrojan un microondas desde el edificio que están a punto de allanar, ellos lo patearán. Roban. Gritan. Ejercen su violencia contra la población civil para, segundos después recriminar la actitud idéntica de un compañero. Con un ser así, resulta muy difícil empatizar.

Cuesta mucho pillar el tono de la película. Para cuando hemos aceptado que será una película de un escenario único, nuestra protagonista ya tiene muy pocas esperanzas de triunfar y ya está perdiendo sangre. Parece una película en la que lo mejor que la puede pasar es morir y quedar como mártir; porque cualquier otra opción derivaría en una típica situación del pobre individuo contra un sistema corrupto. No queríamos ver esto. Principalmente porque para que esta trama resulte interesante, necesitamos que el pobre individuo tenga ideales. Esta chica no tiene nada de eso. De hecho la película lucha desesperadamente por sacarle un ápice de humanidad al colocarle una madre senil. Una madre que no tiene que ver con nada y que parece puesta ahí sólo para que Natalia de Molina no tenga un personaje tan perverso.

El hecho de que sea una actriz tan famosa tampoco ayuda a bajarla de su posición de poder. Sí me gusta un poco que un actor como Francisco Reyes, de la raza de actores omnipresentes en las producciones de plataformas tenga un papel tan poco agradecido para su imagen. No me refiero a que interprete a un villano, sino a que pocas veces puede explotar sus facciones hechas para los carteles promocionales. Diría que este no mostrarse es lo más interesante que ofrece la intensísima conversación que mantienen a través de la puerta con la radio.

El estilo de plano secuencia no estricto muchas veces parece de videojuego. Los pasillos del edificio tienen un deterioro que no parece cuadrar con la obra nueva que muestra la fachada. Cuando ella entra en el ascensor casi podemos imaginar un letrero en la esquina inferior derecha que diga Cargando… El momento en el que se produce mayor extrañeza por la fotografía e iluminación artificiales es aquel en el que descubre a todas las personas que están en los sótanos del edificio escondiéndose de la redada. En esta secuencia llama la atención que, sin cortes, se usa una fotografía suficientemente versátil para todos los tonos de piel. Algo muy distinto a lo que ocurre cuando visita a ese hombre de piel oscurísima y ojos casi rojos. Esta escena está diseñada para que esta figura despliegue todo su poderío, y lo consigue. También es cierto que la manera en la que se justifica este encuentro también es muy propia de la narrativa de videojuegos: en la que un personaje cualquiera le da a nuestra protagonista una misión, un nombre y prácticamente asistimos a un enfrentamiento contra un jefe final de un nivel.

Demasiadas veces se nos da la información de una manera totalmente artificial. Demasiadas veces siento un miedo por parte de la película de que no nos estemos enterando de las intenciones de cada policía y de dónde está situado todo el mundo. No sería tan terrible si no tardara tanto en asumir el artificio. Por momentos se mantiene un naturalismo, necesario para que sean efectivos los asesinatos de los policías corruptos, pero que hace aguas por todas partes. Por eso creo que la película coje cuerpo cuando ella dispara una bomba de humo contra su compañero dejándolo a merced de las hordas que le asedian. Por poco tiempo creo que aquello se puede convertir en una masacre y que ella deje de ser poco más que la guía de la cámara y desencadene cosas divertidas. Pero todo es demasiado amigable. La máxima concesión que se nos hace es la promesa de un cóctel molotov que arrojará contra otro policía.


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