- Dir.: Phyllida Lloyd
- 2008
- 108 min.
Se le nota todo el rato lo teatral. Hay momentos en los que las coristas hacen unas réplicas que nos podemos imaginar completamente en un escenario de un musical. Del mismo modo ocurre con algunas transiciones. Pienso en particular en la despedida de soltera, cuando las tres amigas maduras empiezan su actuación. Es fácil imaginar el diseño del escenario para que aparezcan de entre bambalinas. Esta huida de la naturalidad permite que acompañemos una historia cogida por los pelos y donde las acciones de los personajes tantas veces son muy arbitrarias.
La película la dirige una mujer y lo cierto es que la película supura feminidad. Los tres hombres que se aparecen como posibles padres también tienen personalidades diseñadas para que no quiebren el idilio femenino de esa isla griega. Las amigas tienen un disfrute arrollador. Ese “Dancing queen” en el que las amigas siempre se apoyan entre sí. Esa forma de asumir la promiscuidad sin dejar el menor resquicio a que pueda ser moralmente censurable. Consigue emocionarme “Slipping through my fingers”.
Los bailes en general son coreografías bastante sencillas. No se percibe un cuerpo de baile profesional. Por ejemplo “Voulez-Vous” sí podemos percibir que hay un gran número montado en el escenario, pero no se permite que la coreografía sea la protagonista de la escena. De hecho creo que la cámara tiende a ser torpe al grabar estas cosas. No vemos un objetivo bailando con el resto de personajes.
Mi escena favorita desde hace muchos años es la increíble “The winner takes it all”. Me encanta la terrible iluminación, ese sol tan molesto en el Mediterráneo. Me encanta Pierce Brosnan tan perdido. Esos gestos torpes mientras le cae un chaparrón. Me gusta ese viento que le da dramatismo a todo. Esa forma de jugar como una desquiciada con el pañuelo rojo. Me gusta cómo la letra pega por los pelos. En general esto es algo que elogiar muy sinceramente al guionista. Cómo se consiguen forzar tanto las cosas para que cuadren tantas y tantas letras de canciones que no tienen nada que ver entre sí. Me gusta que a pesar de lo desastrosa de esta escena la localización es idílica. Es decir, es ineludible pensar que ese desastre ha contado con un estudio enorme y un pastizal.
Me alucina el recurso de la cámara lenta. Las canciones del musical son todas buenísimas. Da la sensación de que la película en su aspecto visual corre desesperadamente por seguirle el ritmo a su propia banda sonora.
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