viernes, 21 de agosto de 2020

QUIEN A HIERRO MATA

Dir.: Paco Plaza
2019
107 min.

Película efectista, con muchos recursos fáciles pero efectiva. El guión es bastante sencillo, esto provoca que cualquier cosa que ocurra en la trama sea alrededor de muy pocos elementos. En este sentido, aunque ocurran algunas cosas inesperadas son poco sorprendentes. Hay algunos puntos del guión que son directamente agujeros. Por ejemplo es bastante increíble que nadie en la autopsia viera unas curiosas marcas en los dedos de los pies del narcotraficante. Sí hay que alabar la decisión del guionista de dejar la herencia al enfermero. Desencadena un final muy llamativo.

Tenemos a un Luis Tosar en un campo de juego parecido al de “Mientras duermes”. Luis Tosar, además de llenar la pantalla, es muy bueno. No significa que la interpretación sea memorable pero cuanto hace le queda como un guante. El resto de las interpretaciones también están bastante bien. No hay nadie que falle en lo suyo. Es llamativa la interpretación de ambos hijos del narcotraficante. Cada uno en un personaje muy distinto.

El tono general de la película es muy parecido al de “El Reino”. Es un poco el tono al que nos tiene acostumbrados Movistar. En particular hay una escena de persecución con coches nocturna que nos recuerda mucho a aquella película.

El tratamiento del tema de las drogas tiene clarísima inspiración de “Réquiem por un sueño” y hay momentos de la ansiedad del adicto parecidos a “Pi, fe en el caos”. Ocurre que al ser referencias tan claras pierden parte de la fuerza propia de la novedad de aquellas obras. Sin embargo en el trabajo de Aronofsky eran recursos muy efectivos y siguen provocando esa misma incomodidad.

El título de la película ya nos avisa acerca de que se va a repartir justicia. Supongo que la película juega a que pensemos que la justicia sólo caerá sobre el narcotraficante pero hemos visto suficientes películas como para saber que es imposible que Luis Tosar salga impune de su venganza. Era algo que sabíamos desde el principio pero aun así empatizamos tanto con él que nos da un poco de rabia que no se salga con la suya.

Bien el trabajo de luces. Rojo con los cadáveres. Morado en el pub. Amarillo al preparar la droga y al recordar las analepsis de su hermano. Estas luces contrastan con la luz general de la película que es blanca y muy blanda. Es un poco sencillo pero potente la imagen de Luis Tosar tocando un bombo fúnebre él solo en su casa.


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