viernes, 19 de noviembre de 2021

SURCOS

Dir.: José Antonio Nieves Conde
1951
99 min.

Ante la miseria que se vive siendo agricultor y la bonanza que piensan que les espera en Madrid, una familia completa se muda del campo a la ciudad. Sólo con este planteamiento ya nos imaginamos que los veremos pasar toda clase de penurias por su ingenuidad.

Hasta tal punto es así que en ocasiones causa hasta vergüenza ajena. Desde luego hemos visto tanto cine español que sabemos que ninguno de sus proyectos puede prosperar. Pero más aún cuando las situaciones a las que llegan no son nunca muy favorables.

Casi todos los males se los produce a la familia un único patrón. Quien contrata al hijo de contrabandista por saber conducir. Convence a la hija de que sabe cantar, contrata a unos chicos para sabotear su actuación de forma que ella pueda vivir como mantenida suya. Con todo lo que ello conlleva de estigma social.

Se muestra muy bien el papel de la familia. En el sentido de que las mujeres no buscan el marido que más les guste sino el que mejor sea capaz de mantenerlas. Así tenemos a Pili, la chica del contrabandista, que se va con El Mellado quien confiesa que lo primero que hará cuando se vayan a vivir juntos será darle 8 bofetadas. Sin embargo le asegura más dinero. Claro El Mellado es antagonista, por ello no puede ser de mejor calidad moral que el hijo de la familia. Por ello el oficio de El Mellado también es delictivo, dando chivatazos.

El padre de familia está completamente desubicado en la ciudad. Lo primero que le descabeza es la falta de trabajo. Se ríen de él porque siendo agricultor a lo único que puede aspirar es a segar el trigo de entre los adoquines. A la vez es quien debe preservar la honra de la familia. Así cuando la familia va a reclamar al patrón que debe casarse con la hija, el padre es quien sale con más convencimiento. Esa moral es mucho más laxa en la siguiente generación. En esa escena de rearme del padre le propina unas bofetadas a su mujer, a quien responsabiliza de la poca decencia de su hija. Cuando la madre está llorando en la cama, la mujer dueña de la casa en la que viven le dice que sea fuerte, que su marido una vez le propinó una que le tuvo 6 días en cama.

El padre protagoniza una escena muy obrerista. La película se plantea a sí misma como neorrealista. Así en una escena en la que el patrón y una querida suya van al cine, él de camino le va explicando lo que es. Su crítica social… El primer empleo que obtiene el padre es en una fábrica, en una fundición. Empleo que sólo es capaz de resistir un día. La forma en la que esto está mostrado recuerda al cine ruso, el industrialismo. Alrededor de las fábricas, resulta muy llamativo ver la chimenea de Legazpi humeante.

En particular hacia las mujeres, pero toda la película tiene mucha violencia. También los niños se muestran sin escrúpulos. Es cierto que no es tanto que se los represente como gente mala, sino que se representa a la familia del pueblo como inocentes.


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