viernes, 8 de abril de 2022

CAMERA CAFÉ, LA PELÍCULA

Dir.: Ernesto Sevilla
2022
90 min.

Peca de lo que nos esperábamos que iba a pecar: tiene trama. Son personajes totalmente estereotipados. Son caricaturas en sí mismos y no conviene que congeniemos con ninguno. No pueden tener arco. No pueden evolucionar. Así que no tiene sentido plantear un drama que acompañe los gags.

Los momentos en los que más conecto con la película son los que hacen guiños a la serie original. Cuando el centro de la acción está en la máquina del café. Sin embargo al final parece que se convierte en una especie de bordón al que se apela de vez en cuando pero que nunca tiene la relevancia narrativa que tenía en la serie. Esto culmina con una desastrosa escena al final con todo el elenco reunido delante de la máquina. Esto es lamentable. Es como si de repente la película se hubiera acordado de quién era el protagonista. Se apela a este elemento cohesionador después de 90 minutos en los que nos lo hemos cruzado sólo de manera anecdótica.

Parece que todo lo que queda de serie es el espíritu de vagancia de los empleados. Se puede poner como excusa que la película está ambientada en el pasado, pero desde luego hoy en día no creo que esté particularmente vivo el tópico de trabajadores vagos. En particular no nos creemos la narrativa de Quesada de cómo bebe cantidades de alcohol propias de alguien con una severa adicción. Admito que es un chiste, por supuesto. Pero el humor absurdo de Ernesto Sevilla hace muchas apariciones a lo largo de la cinta. A lo que me refiero con esto es que las tantísimas bebidas de Quesada no aparecen planteadas como un chiste digresivo sino narrativo, de hecho se trae a colación de nuevo más adelante en la cinta.

Creo que otro error de la película (causado por su excesiva narratividad) es el tremendo protagonismo que se da a Quesada. Por supuesto entiendo que Arturo Valls ejerciendo de productor de la película lo justifica. A pesar de que claramente él era el protagonista también en la serie, ésta era mucho más coral. Aquí él es el motor y nos hartamos de saber qué le ocurre. Me cuesta pensar en escenas que no circulen a su alrededor. La película tiene suficientes ideas como para llenar el metraje sin hablar de él: la sauna, obligar a los trabajadores a no trabajar, el trasunto de Bernardo interpretado por Javier Botet, el alienígena, el LSD con influencias de “Miedo y asco en Las Vegas”… Si esto tuviera una estructura episódica, nos hubiéramos ahorrado muchas cosas.

Entiendo que la estrategia de sacar las escenas de estrictamente el lugar de trabajo nos permite ver algunos momentos estelares de la película. ¿Merecen la pena? Por ejemplo sí es memorable la parodia de “Total eclipse of the heart”. Ahora bien, el videoclip original es muchísimo más arriesgado que lo que vemos en esta película. Nos permite ver la competición final, lo cual nos da un clímax. ¿Era necesario un clímax? Es cierto que ocurren muchas cosas. Se hace una imitación de “Kill Bill”. Se repite un chiste que apela a “Como Dios”. Y nos permite el cameo de Ibai Llanos.

Hablemos de Ibai Llanos. Para empezar se plantea que sea el hijo de Quesada. ¿Necesidad? Ninguna. Y creo que es un gran error el papel que se le da. El hecho de ponerle de comentarista apela directamente a su oficio en la vida real. Me interesa qué harán aquí los abanderados de separar autor y obra… En cualquier caso el personaje que interpreta choca con el Ibai de la vida real. Si algo le define, es su capacidad de absorber al oyente hable de lo que hable. Aquí le vemos presenciar un juego absolutamente demente y él se lo toma como un aburrimiento. No entiendo para qué traes a Ibai y lo utilizas sólo como una cara bonita, una mera carcasa y desaprovechas el talento que le ha hecho famoso.

Ingrid García-Jonsson protagoniza uno de los mejores chistes desvelándose como jefe infiltrado. Antes ha tenido quizás el mejor diálogo de la película con Quesada en un restaurante chino. Es divertido todo lo que hace aunque vemos a su personaje con una cierta desconfianza. El desfile de caras conocidas nos fuerza a jugar al escondite con este curioso personaje y la fama creciente de la actriz nos hace sospechar de ella.

Aunque haya muchas escenas que pongan en duda el siguiente juicio, la película es demasiado comercial y nos mete una narración que nos detiene los chistes. Por otro lado, los chistes entorpecen el avance de una trama que estamos suplicando que termine.


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