domingo, 30 de junio de 2019

MIEDO Y ASCO EN LAS VEGAS

Dir.: Terry Gilliam
1998
118 min.

La recepción general de la peli se limita a la faceta de la diversión con las drogas pero creo que es mucho más completa. Para empezar, lo cómico no creo que sea su aspecto principal. Sí, evidentemente te ríes. Pero creo que es mucho más importante el sufrimiento que les causa. La peli empieza con las alucinaciones de Johnny Depp. No se lo está pasando muy bien. Ahí llega el papel del espectador quien asimila la situación de los personajes de forma cómica o dramática.

Cuando Johnny Depp se comporta como Johnny Depp y hace gestos de Johnny Depp para aportar comicidad a su personaje es cuando resulta mucho menos interesante. El personaje no necesita ser gracioso. Su aspecto ya hace todo lo necesario.

Creo que es muy interesante cómo actúa buscando la normalidad. No todo es fiesta. Cuando está drogado también necesita comportarse como una persona normal. Lo cual es un reto absoluto. Resulta cómico. Pero no creo que sea el objetivo de esas secuencias.

Los efectos de la droga están maravillosamente conseguidos con cámaras nunca paralelas al suelo, fotografía con colores distorsionados y ruidos continuos y estridentes.

Ocurren escenas muy divertidas como la carrera de coches y motos. De nuevo, no producida por las drogas. Una estética rollo “Mad Max” polvorienta y muy tóxica. La cara cubierta de Johnny Depp para poder respirar en esa atmósfera mortal es una imagen inolvidable.

La crítica al sueño americano no me llama tanto la atención aunque es parte fundamental de la peli. Las banderas americanas por todas partes. América: tierra de libertades excepto si nos tocas la moral tradicionalista. También es llamativo el cartel Posesión: 20 años. Venta: cadena perpetua. Si estás haciendo dinero a nuestras espaldas, es cuando nos cabrea.

Una película muy interesante y que con suerte puede resultar divertida.


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