viernes, 2 de diciembre de 2022

COMPARTIMENTO NO 6

Dir.: Juho Kuosmanen
2021
107 min.

Es aplicarle una estética brutalista al esquema de película romántica. Me gusta ver cómo evita caer en muchos de los tedios con los que Estados Unidos ha lastrado el género, pero no tiene gran cosa nueva que decir. De hecho mantiene los tics propios de la road movie. Así por ejemplo los personajes que se cruza por el camino (aunque pocos) aparecen tan de sopetón y tan poco orgánicamente como nos esperaríamos.

Como digo sí me gusta dónde se ha decidido situar la historia. Un paraje nevado, con un barco hundido, fábricas, minas, humo, bloques de edificios monstruosos. El tren es de lo más incómodo, percibimos esto incluso por los movimientos de la cámara. Creo que todo esto en general le da mucha carga a la relación entre ambos. Precisamente porque nada invita a ello es tan importante lo que sean capaces de vivir.

Creo que la presentación que se hace del desconocido es muy arriesgada; tanto, que nos distancia de la película varios minutos. Lo primero que vemos de él es que se emborracha e intenta meterle mano a la protagonista. Le vemos como un ser potencialmente peligroso. Por eso nos chocará mucho cuando ella deje de verle así y pase a conformar una amistad y unos minutos más adelante intente besarle. No sabemos nunca muy bien qué le lleva a avanzar tan rápido en su relación. Sí me gusta la actitud de ella ante los desconocidos. Si bien mantiene una prudencia, no cae en esa absoluta misantropía de los estadounidenses.

Me gusta también que el final del camino sean los famosos petroglifos. Desde el principio sabemos que no habrá ninguna gran recompensa. Todo se basaba en hacer el camino con su chica. Me gusta igualmente el trato que ella recibe cuando ya está cerca de su destino. Un pueblo absolutamente deprimente se sorprende de la llegada de turistas y los trabajadores de la zona se ven molestos por los caprichos de alguien urbano que pasa sus ratos libres citando a escritores.

Aunque el final me gusta, me parece demasiado convencional. Antes de que se acabe con la conclusión lógica en la que cada uno se va por su lado había muchos momentos antes en los que la película podría haber terminado simplemente dejándolo sin resolver.

La escena del finlandés que toca un poco la guitarra es maravillosa. Nos lleva a la típica escena de celos en los albores del enamoramiento, pero el montaje en esa escena la hace muy cómica.


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