miércoles, 14 de diciembre de 2022

MANTÍCORA

Dir.: Carlos Vermut
2022
115 min.

Es incómoda. A veces hasta aburrida. El elemento de suspense: el episodio de pedofilia es demasiado grave como para que un espectador piense que se va a pasar por alto. Ello a pesar de que nos pone trampas para que podamos pensar que su relación con la infancia es un episodio del pasado y que ya está rehabilitado. Pero seamos honestos: la película ha arrancado con el niño. Habría sido una película muy errática si hubiera olvidado todo el asunto.

Hay algunas frases como Me gustan tus monstruos o Las personas me parecen lo más difícil del mundo que nos dan a entender que la relación que se dibuja en la película no es entre gente lo que se dice normal. Es una relación con tintes enfermizos. En este sentido me recuerda a “Stockholm (2013)”. De hecho cuando se precipita al vacío saltando por la ventana se hace con la misma crudeza que en el final de aquélla.

Se hace una jugada que ya he visto antes: el chico protagonista aparece como un chico bueno. Para conseguirlo, se dibuja un novio prepotente al que la chica de la película abandonará por él. De esta manera creemos que estamos ante alguien vulnerable, que puede sufrir ataques de pánico, que se acerca a la gente con demasiada cautela. El ataque de ansiedad me parece una escena en la que se muestra una vulnerabilidad masculina y en la que la mujer adquiere el control de la situación. Termina con él recostado en el pecho de ella.

El tema de la ética de los cuidados aparece en esta relación de una forma un poco extraña. Cuando la chica conoce las conductas pedófilas del chico, ella dice que le da asco y que no quiere verlo más. Esta opinión parece que cambia cuando queda postrado en una cama totalmente inválido. Ahí de repente decide que va a dedicar su vida a cuidarlo. Quizás incluso le hace interpretar el papel de su padre recién fallecido y cuya muerte no pudo presenciar. Esto explicaría las dos últimas frases, completamente anodinas y en catalán. Creo que para hacer patente el tema de los cuidados femeninos se muestra por única vez en la película los aparejos habituales de los tiempos de pandemia: mascarilla y guantes de nitrilo.

Con respecto al momento más oscuro y crudo: el del intento de violación. No me gusta verlo. Es una escena en la que vemos maldad en él. De hecho la conversación con el niño es profundamente oscura. A ellos no se les ven las caras, están a contraluz. Como viene siendo el gusto contemporáneo esto se graba sin cortes. A ver si fuera posible que nos figuremos incluso el sufrimiento del actor niño. Creo que lo más impactante de esta escena son los ojos del protagonista. Como voraces. Cuando ve el dibujo que el niño, que le admira, ha hecho de él se inunda de ternura y ve la atrocidad que está por cometer.

Como vemos finalmente el niño (salvo la sumisión química) no sufre mayores daños. Y esto pone al protagonista en una situación en la que él, genuinamente, es la única víctima. Es decir: por consumir y producir imágenes pedófilas pierde su trabajo y se gana la repulsa de todo su entorno. Pero ni el niño ni nadie que lo conozca sabe nada de la historia. Es un delito contra nadie. Esta parte me parece que pone al espectador en un punto incómodo a la hora de condenar al protagonista. Evidentemente nos repele lo que él hace. Pero es igualmente fácil considerar injusto el castigo que recibe.


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