lunes, 27 de octubre de 2025

FRANKENSTEIN

Dir.: Guillermo del Toro
2025
149 min.

Telefilme durillo. Diseñada para verse mientras se mira el móvil en el sofá de casa. Los personajes narran verbalmente todo lo que acontece. Sin ideas visuales interesantes. Con una ambientación que parece sacada del Tim Burton de hace 20 años. La música, de Alexandre Desplat, tiene incluso un aire de Dany Elfman.

Hay unos efectos digitales en la escena del incendio que son terribles. Son las llamas más de mentira que te puedas echar a la cara. Diría que incluso en el bosque hay árboles de mentira. Los cuervos son lamentables. El ángel que atormenta al doctor es feísimo. Parece que todo el presupuesto en ambientar la película se hubiera gastado en las secuencias que nos relatan la infancia de Víctor. Ahí sí vemos unas salas de palacio que derrochan dinero. Incluso el diseño de los dos padres de este niño puede ser visualmente interesante. Es memorable el féretro de ambos difuntos. Qué rojo el velo al viento de su madre. Una tela ascendente como el célebre plano de “Cantando bajo la lluvia”.

Cuando uno compara “El doctor Frankenstein (1931)” con la novela de Mary Shelley puede echar de menos esos monólogos torturados de la criatura. Sí, aquí están esos monólogos. Pero es que ni tienen la prosa de la novela ni resulta interesante escucharlos recitar. Estamos hartos de oír hablar a gente. Todo el rato que alguien quiera algo, lo dirá expresamente.

Me parece tan cliché en tantas ocasiones… Si se atreve a contar una historia archiconocida, entiendo que en la trama no estará el atractivo de la película. En su escritura obviamente tampoco estará porque no creo que Guillermo del Toro tenga la soberbia de querer superar la novela. Lo único que puede aportar quizás es que remarca los aspectos más trascendentes de la novela. El hecho de haber creado un ser que lo único que puede hacer es sufrir pero no tiene acceso a la muerte. Pero todo es tan explícito y superficial…

En cuanto al diseño del monstruo… Parece que nos movemos en la liga de “Nosferatu (2024)” de Robert Eggers. No se arriesga nada. Desde el inicio el rostro del ser es relativamente proporcionado, no diré atractivo, pero desde luego no tiene nada de monstruoso.


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