viernes, 22 de enero de 2021

TRENES RIGUROSAMENTE VIGILADOS

Dir.: Jiří Menzel
1966
93 min.

El estilo de esta película es increíble. Tiene todos los elementos que suelen acompañar a un montaje que genera un ritmo incómodo y que no funciona. Pero aquí tenemos un montaje por el que nos sentimos dichosos. Lejos de los planos ligeramente dilatados del cine francés y de las narraciones demasiado pausadas del cine checo.

Nuestro protagonista es un adolescente de una familia de vagos. Padre maquinista unos años y cobrando una pensión desde hace 20. Un abuelo mentalista cuyo único poder que se le reconoce es el de vivir sin trabajar. Se cuenta una historia con humor de la entrada de los nazis a Checoslovaquia. El hipnotizador se plantó delante de los tanques. Se pararon un momento y después continuaron su avance hasta Praga sin encontrar más obstáculos.

La imagen del protagonista es una maravilla. Es poquísima cosa. Cara de pasmado y fascinación siempre. Un poco la misma imagen de debilidad que tenemos de Kafka. La misma impresión que trasmite su retrato en el cartel de la película la trasmite durante los 80 primeros minutos. Él está feliz por haber obtenido un trabajo que todo el resto del pueblo considera de vagos. Tiene un uniforme bonito y poco más que hacer. Esto se muestra descaradamente cuando los tres trabajadores de la estación están haciendo nada en sus escritorios y toda la estación está inundada por ruido de teléfonos que nadie descuelga.

Uno de los vagos trabajadores de la estación pasa todo el tiempo que puede con mujeres. En concreto hay una escena erótica con su telegrafista que es maravillosa. Están desvistiéndose y él empieza a estamparle sellos en su pierna, cada uno más arriba. Ella termina quitándose las bragas y el último sello termina en una nalga suya. La serenidad con la que se desarrolla la escena es muy arriesgada. Es paciente. Está estupendamente iluminada para conseguir representar su carne tersísima. A la mañana siguiente la madre de ella descubre los sellos. Va por toda la población mostrando el trasero de su hija buscando un tribunal que condene eso. Las miradas de todos los hombres que deben mantener una posición pese al erotismo que se les presenta son mordaces. Por fin, siendo juzgado el caso delante de una autoridad nazi, ella relata que todo cuanto ocurrió en la estación fue por voluntad propia. Este testimonio es potentísimo. Ella habla con gran sinceridad. Sin artificios. No necesita hacer discursos, no es propagandístico. Es el choque violento entre una madre biempensante y una hija que declara su libertad con una sonrisa radiante.

La inexperiencia de Mikos, el protagonista abarca todo. En particular tiene pánico al sexo. Esto es así en una sociedad donde se vive el sexo con alegría suficientemente escondido de los nazis. Al eyacular precozmente en su primera vez intenta suicidarse. La escena del suicidio es una maravilla. Él se mete en una bañera de una habitación alquilada por horas. Pone una navaja en la grieta de una madera y deja caer sus muñecas sobre el filo.

Tras recuperarse de los cortes va pidiendo a sus compañeros de trabajo ayuda para encontrar a una mujer que le pueda entrenar para poder tener un encuentro con su novia satisfactorio. El único que se postula para ayudarle es un cura. Se acerca una mujer que está cebando a una oca. El cuello de la oca como símbolo fálico nunca lo había visto. Cuando es secuestrado por los nazis en un tren le liberan al ver sus muñecas con cicatrices. Supongo que los nazis se ven identificados por su carácter suicida.

Al nazismo se le da de palos constantemente. El checo colaboracionista es un personaje ridículo. Cuando un nazi habla por primera vez dice que su situación bélica es excelente. Acto seguido relata lo exitoso de las distintas retiradas a las que se ha visto forzado el ejército nazi. Los nazis reprochan al protagonista que desperdicie sus esfuerzos mientras tantos habitantes del Reich mueren en las filas. Este discurso suena a parafraseo del comunismo. Un Estado exige a su gente trabajo y el otro, morir. En los créditos iniciales hay un maravilloso montaje de alemanes descansando y alemanes invadiendo con una marcha militar de un brío que no se corresponde con lo que vemos.

Los trenes dan lugar a imágenes muy interesantes. Por supuesto la explosión final. Pero también hay un tren que sirve para exponer cuadros de un maquinista aficionado a la pintura. Hay planos de trenes nocturnos. Lo único que se ve es el humo que asciende y las chustas que bajan. También es muy interesante el coche con ruedas de hierro en el que se desplaza el nazi por las vías.

A pesar de que la película está en formato cuadrado se consigue romper los límites. Se consigue que parezca enorme. Esto se hace colocando los elementos en los extremos del cuadro. Por ejemplo cuando vemos la casa de la telegrafista apenas hay elementos. La cama está al extremo izquierdo y la cocina con la madre en el extremo derecho. Se trata el formato casi como si fuera apaisado. El efecto es increíble.


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