viernes, 4 de agosto de 2023

OPPENHEIMER

Dir.: Christopher Nolan
2023
180 min.

Poca historia. Muchos actores que no interpretan, que sólo encarnan nombres famosos por motivos documentalistas. Conflictos sobrevenidos. Diálogos estereotipados. Antagonista irrelevante. Una explosión atómica que sólo puede apabullar en las pantallas con un tamaño de varias hectáreas. Entiendo que si todo el campo visual del espectador está ocupado por llamaradas, sea impactante; pero en una sala de cine normal queda muy descafeinada. Estéticamente la supera la explosión de Lynch en la tercera temporada de “Twin Peaks” y es mucho menos ominosa que el incendio de “Apocalypse now”.

Nolan ha conseguido fraguarse un estilo en el que se disimule totalmente su torpeza narrativa. Al no apagar nunca la música las escenas pasan ante nosotros sin que parezca que hemos llegado realmente a alguna parte. Nunca sabemos si será una escena larga o estamos ahí de pasada. De esta forma es capaz de meternos escenas de duraciones arbitrarias, en las que no se construye nada narrativo y en las solamente se dispensa la información que Nolan necesita. Además con ese juego de prolepsis y analepsis suspende la linealidad de la narración de manera ficticia. Así se permite retomar y adelantar escenas para repetirnos la información que él necesite en cada momento.

Bastante sangrante es el caso en el que un tribunal (que pone en duda que el pasado comunista de Oppenheimer le permita pertenecer a la Comisión de Energía Atómica) pregunta a su antiguo jefe si, con el vigente reglamento de McCarthy volvería a contratar a Oppenheimer. Todos sabemos lo desquiciado que fue el macartismo, evidentemente Oppenheimer estaría desterrado. No hay misterio en esta respuesta. Nolan decide que es el rey del misterio y detiene en este punto la escena. Esta escena no está inserta en la narrativa principal. No va a articular una analepsis a partir de este punto determinante. Es sólo una pregunta más de un eterno cuestionario y Nolan nos hace esperar alrededor de una hora para que diga que no, que no le contrataría.

El hecho de que haya rivalizado en taquilla contra “Barbie” hace que haya cosas que nos saltan a la cara. Es una coincidencia, pero es gracioso que a Oppenheimer le guste pasearse a caballo por sus dominios de Nuevo México. Lo que es totalmente bochornoso es la primera relación sexual que tiene con su amiga del partido comunista. Ella botando sobre Oppenheimer mientras sujeta un libro escrito en sánscrito en el que Oppenheimer lee soy el destructor de mundos es un ridículo que no puedo soportar. Sería criticable también el papel de absolutos complementos que las dos mujeres de la película tienen con respecto al protagonista, pero siendo honestos esto les ocurre a todos los personajes.

Le ocurre incluso a Einstein. Hay una escena a la que la película vuelve una y otra vez. Una conversación a la orilla de un estanque. Se supone que este momento es crucial para el antagonista porque él considera que Oppenheimer conspiró contra él y puso a Einstein en su contra. Lo cual demuestra un ego impresionante por parte del personaje de Robert Downey Jr. Lo que me molesta es que nunca nos importa lo más mínimo lo que le ocurra a este tipo. Se supone que el descrédito al que será sometido por parte de Rami Malek debería ser una justicia histórica para Oppenheimer, pero realmente no cambia gran cosa…

¡Pero elogiemos esta actuación! No es que sea un gran personaje el de Robert Downey Jr., pero sí sorprende verle en este registro. Es la primera vez que le veo hacer un personaje algo diferente. Del mismo modo, la actuación de Cillian Murphy es muy agradable de ver. Digamos que la actitud de observador que en general mantiene su personaje hace que no tenga que defenderlo en actuaciones demasiado críticas. Me parece que los cambios de edad quedan muy convincentes en ambos actores. Lo que peor resultado tiene es la última imagen de Oppenheimer recibiendo homenajes siendo ya viejo.

La primera parte más primera, en la que Oppenheimer es un genio de la física, me aburre porque está llena de clichés científicos. Es terrible ver ese tópico en el que el científico explica a sus colegas científicos cosas que ya saben. Es aberrante oír a físicos hablando en unidades anglosajonas. A pesar de todo, la expectación por ver la explosión me mantiene interesado.

Todo el metraje tras la detonación me aburre tremendamente. Creo que el único momento salvable es aquel en el que no es capaz de explicarnos por qué está en contra de la bomba de hidrógeno. De hecho es el único momento que justifica el calificativo de egocéntrico que tanto hemos oído hasta esta declaración. Según se nos dice Oppenheimer está contento con que la bomba lleve su nombre y no quiere que el poder armamentístico de Estados Unidos lo abandere el inventor de una nueva bomba. Pero por lo que sabemos no está del todo cómodo con ser una personalidad pública.

Me gusta la idea de que el ejército seleccione a Oppenheimer no a pesar de sino a causa de su dudosa reputación. Siendo alguien cuya carrera pueden arruinar sin esfuerzo se aseguran de que trabaje dócilmente para ellos.


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