viernes, 30 de agosto de 2024

ITTY BITTY TITTY COMMITTEE

Dir.: Jamie Babbit
2007
87 min.

Los primeros compases de la película muestran un concierto de punk, con mujeres en topless entre el público, una estética muy marcada de su época, como ocurriera en “Corre, Lola, corre (1998)”. Así la película se disfraza de alternativa y pareciera que nos va a contar realidades de gente que lleva vidas disidentes. Nada más lejos de la realidad. La historia de la película es una trama de enredo amorosa de lo más cliché. El tema de las asociaciones feministas queda relegado a telón de fondo. Nunca será el motor de la película y nos centraremos, en cambio, en las dos estúpidas protagonistas. Si acaso, de ellas puede resultar interesante la situación de precariedad que vive la rubia: que se resigna a vivir en una relación de pareja con una mujer para que la mantenga. Esto sí me resulta interesante aunque sólo sea porque pone de manifiesto la crítica típica a los antisistemas desde los hippies: que sólo te puedes permitir ser antisistema si alguien te proporciona los medios materiales para vivir en el sistema. Pero a este tema nunca se le prestará atención.

También se deja señalado el hecho de que las acciones revolucionarias de 5 personas que se reúnen en un sótano no tienen repercusión alguna. Hay un momento de decepción excesivamente cliché cuando descubren que nadie visita su página web.

Me gusta que exista un personaje, Carly Pope, que obedece al estereotipo de feminista intelectual, que conoce de memoria la historia de los triunfos feministas. Ello chirría con la presencia de otras feministas más naífs y posmodernas como las dos protagonistas. Bien sabemos que en los grupos de izquierdas, la mínima disidencia es motivo suficiente para crear una escisión.

Con respecto al final, me da un poco de rabia que hayamos tenido que alcanzarlo mediante una reconciliación que me pone de los nervios por haberla visto mil veces antes. Para cuando se desata una locura absoluta mostrando el obelisco de Washington como un falo lacaniano, yo no tengo claro si lo que hemos visto se supone que es real o de si todo se trata de un montaje. Lo digo porque los efectos digitales son malos, pero no sé si lo son diegéticamente o por motivos de la producción de la película. De las dos opciones a mí me parece más divertido pensar que la película se ha deshecho de cualquier límite y ha decidido poner en pantalla una imagen rupturista e icónicamente feminista. Algo totalmente posmoderno casi al estilo del final de “Sangre en los labios (2024)”.

Me resulta interesante el arrojo al posicionarse en contra de los centros de cirugía estética. Hoy en día sería complicado ver una obra que busque atraer al público feminista y que tenga líneas tan firmes. Asimismo es llamativo que este comando se muestre en contra del matrimonio igualitario. Ello se justifica con el típico discurso que no busca que los marginados de la sociedad entren en las estructuras del sistema, sino demoler esas estructuras. Pero, de nuevo, es sorprendente ver una línea tan poco transversal expresada abiertamente en pantalla.

Choca con el anarquismo de este comando la manera en la que el personaje hombre transexual adopta los roles masculinos a la hora de seducir a una chica. Cuando la protagonista se acuesta con él se despierta a la mañana siguiente con la visión de su hombre trayéndole el desayuno a la cama. Más adelante en una escena de reconciliación, la pose que él adopta de alma intensa e introvertida obedece a los estereotipos masculinos más trillados del mundo.


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