sábado, 29 de junio de 2019

LA LA LAND (LA CIUDAD DE LAS ESTRELLAS)

Dir.: Damien Chazelle
2016
127 min.

Es una peli que como musical es muy espectacular en cuanto a la música, coreografías, vestuarios vintage, montajes… Cuando pretende ser otra cosa, normalmente un drama, no le sale tan bien.

La primera escena es una gran carta de presentación. Un gran número musical muy llamativo y con cosas muy guais. Está bien que se considere casi la sublimación del género musical. Como queda constado al abrir un camión y que salga una puta banda de dentro, con contrabajos, timbales y uniformes. Otro momento es la gran fiesta. Ahí mientras la chica canta entre la multitud la gente empieza a moverse a cámara lenta. O el hecho de que cuando se sientan en el mítico banco ella sustituya sus zapatos de tacón por unos zapatos de claqué.

Ryan Gosling tiene un papel algo más complejo que los que acostumbra. Sin embargo su interpretación es siesa como siempre. Es un tipo así con mucha personalidad. Cuando toca el piano sí parece incluso emocionado pero en las conversaciones con la chica mantiene su cara de profundito.

Siempre que cantan todo va como la seda. Cuando se entra en conflicto es siempre por culpa de errores de los protagonistas. De esos apuros siempre les sacan las circunstancias de su alrededor. El desencadenante del final es una historia de perseguir los sueños y qué pasa si haces lo que realmente quieres y no lo que se espera de ti. Esto no hay quien se lo trague. No hay un conflicto real. Solo unos personajes que no saben administrar su situación a pesar de que todo les es favorable. Ryan consigue un trabajo que es temporal para poder emprender él su bar y ella su obra de teatro. Él lo hace porque es lo que la pareja necesita. En lugar de tenerlo en cuanta, ella considera que su vida es un fracaso y hace muchas estupideces. Ella se endeuda con el teatro, él cobra 1000$/semana y con posibilidad de cobrar más. Pero ella decide que está en la ruina.

No sólo eso, es que cuando él tiene asuntos de trabajo que atender y debe faltar al estreno de la obra de su mujer, ella entra en cólera a pesar de que él le está pagando toda su aventura personal. Una aventura de un egoísmo mayúsculo, así la obra que escribe la protagoniza ella sola. Todo lo hace ella. Ella escribe, ella produce y ella interpreta. Con este encerramiento en sí misma es capaz de reprocharle a su chico que esté pendiente de lo que la gente piense de él. ¡Cómo va a actuar de otra manera si su trabajo, sus ingresos todo depende de lo que la gente piense de él!

El último gran número y el final son muy maravillosos. Todo el ensueño está hecho en decorados claramente falsos. Hollywood es la ciudad de los sueños y eso es lo que está representado. La peli no nos cuenta lo que podría haber sido, sino lo que a los protagonistas les habría gustado que hubiera sido. Y la peli lo acepta de una forma muy madura. Antes de ello hemos tenido la secuencia inmediatamente anterior a que ella viaje a París. Tienen esa conversación en la misma colina donde han tenido los otros grandes momentos. Pero en este caso están en la parte trasera del observatorio. Aquí están viendo la parte más fea de los sueños.

Hay una elección muy inteligente que es el jefe de Gosling interpretado por el calvo de “Whiplash”.

De muchas formas distintas la película apela a “Casablanca”. A veces se la menciona explícitamente, pero la referencia más clara es cuando se está haciendo la recapitulación final. Cuando llega al punto en el que ella debe viajar a París es una clara referencia a los mapas con los que abre “Casablanca”. La despedida con la mirada de ambos protagonistas parece recordar el siempre nos quedará París.


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