lunes, 20 de mayo de 2019

DOLOR Y GLORIA

Dir.: Pedro Almodóvar
2019
108 min.

Para quienes tengan un mayor seguimiento de Almodóvar que yo esta peli les resultará más cercana. La película habla de un director con depresión y múltiples dolencias físicas que no puede escribir desde hace tiempo. El personaje protagonista de Antonio Banderas es Almodóvar. Lo es por la forma de hablar (en particular es llamativa la imitación que hace en un coloquio con unos espectadores), por el amaneramiento y de forma más anecdótica por el pelo. Almodóvar se hace mismo protagonista absoluto de su película con ciertas referencias a su madre para callar el recuerdo de su muerte.

Lo cierto es que el bloqueo creativo no se vislumbra en ningún momento de su carrera. Puede que con resultados más deficientes, pero la distancia entre los años de estreno de sus películas se mantiene bastante independientemente de la muerte de su madre. Esto nos puede hacer pensar que la película es un poco exagerada y que Almodóvar es un llorón. Si evitamos conocer todo esto antes de ver la peli, la disfrutamos bastante.

Antes de caer en la cuenta de que Antonio banderas está imitando a Almodóvar acudimos a unos momentos de interpretación un poco inciertos ya que no vemos a Banderas en un tono habitual para él. No sé si es porque nos familiarizamos con el personaje o porque nos acostumbramos a Banderas, pero termina resultando muy convincente.

Todas las interpretaciones, salvo algún momento que chirría, son muy buenas. En particular es llamativo el talento del niño protagonista. Una de las primeras veces que le vemos es admirando a un chico varios años mayor que él quien se convierte en el primer objeto de deseo de su vida. Ayudado por un montaje muy preciso, consigue una gran carta de presentación. Supongo que Almodóvar guarda un muy buen recuerdo de aquel chico que conoció en el pueblo de su infancia pero ese amor queda un poco extraño ante la gran diferencia de edad.

El personaje que coprotagoniza durante la primera parte de la peli está interpretado por un desconocido para mí Asier Etxeandia. Su interpretación es muy buena pero en particular llama la atención una obra de teatro que interpreta con una preciosa escenografía y tremenda interpretación monologada. Es bonito que no se haya caído en el típico error de restar importancia a la metaficción. Si un personaje interpreta un texto, estamos acostumbrados a que éste sea sustancialmente peor que el guión de la peli. En este caso no es así, es un monólogo con un contenido interesante, que hace avanzar la trama, que está bien traído en la historia, y tremendamente interpretado en ese fondo mitad blanco mitad rojo con un gran tratamiento del color. Creo que este es el momento cumbre de la peli.

No puedo dejar de mencionar a Leonardo Sbaraglia. Hace un papel probablemente muy parecido a todo lo que hace. Pero en todo lo que hace tiene una cadencia al hablar que automáticamente convierte a sus personajes en seres sencillos de querer.

La trama de la peli está traída en casi episodios independientes a los que se da carpetazo y no se retoman. Podemos exceptuar quizás los recuerdos de su pasado que tiñen todo cuanto acontece en la peli. Esto hace que en ocasiones nos olvidemos de la trama principal pero a cambio la narración no se detiene en ningún momento a pesar de las dos horas de duración.

No creo que sea culpa suya, pero, al igual que hace Von Trier en “La casa de Jack”, se utiliza la voz en off para narrar con dibujos por ordenador ilustrativos. En este caso son muy estéticos y creo que están utilizados con bastante maestría. No es mi forma favorita de narración y sobre todo es poco académica pero tiene una ejecución satisfactoria.


No hay comentarios:

Publicar un comentario